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 Rogelio Hernández López

Por Rogelio Hernández López*

Lunes 28 de diciembre de 2015

Creo que esta introversión podría interesar solamente a nuestros pares. La gente de México no es como en otros países que por miles salen a la calle a protestar cuando agreden a sus periodistas. Aquí, al padecer agresiones (se registra una diaria en promedio) lo más que logramos con nuestras quejas o denuncias son lamentos de “pobres periodistas”. Así, menos interesará a las personas ajenas conocer porqué nunca se jubila quien contiene realmente la esencia de periodista.

La información que tengo sobre el tema del retiro del periodista es empírica, como resultado de observar a mujeres y hombres que, tras decenas de años de ejercicio sistemático nutrieron esa naturaleza especial que los hace ser perseguidores crónicos de lo más nuevo de la realidad, o sea lo que es noticia; ejemplos de quienes educaron sus instintos para satisfacer, a la menor oportunidad, esa necesidad vital de seguir haciendo periodismo y acumular más sabiduría, sin dejarse vencer por los achaques y discapacidades corporales del envejecimiento.

Nombres, nombres dirán los escasos colegas que hayan llegado hasta esta línea.

ALGUNOS EJEMPLOS

Me saltan las imágenes de cuatro periodistas -de quienes abrevé muchas pautas profesionales y comportamientos éticos-, colegas que merodean los setenta años: Sara Lovera, Pepe Reveles, Jorge Meléndez. Carlos Ferreyra. También se me acumulan los perfiles de al menos ocho sesentones, contemporáneos míos. Y todos siguen igual o más productivos que muchos jóvenes del medio.

Sara Lovera López, reportera, indiscutible impulsora originaria de la visibilización en prensa de la desigualdad de las mujeres, difundidora de la teoría de la equidad de géneros, fundadora y desarrolladora del Centro de Información de la Mujer  AC (CIMAC) que hoy le escatima su aportación, mezquindad que a Sara poco le importa porque hoy dirige SEM-México, una agencia de noticias y de opinión sobre asuntos de las mujeres de alcance latinoamericano y, a la vez, administra la Casa de los Derechos de Periodistas, una asociación civil dedicada a la protección de las y los colegas que lo requieran. Y así seguirá.

José Reveles Morado, reportero, ampliamente conocido por sus aportaciones como investigador en Excélsior, Proceso, El Financiero; especializado en la dicotomía de la defensa de los derechos humanos y delincuencia organizada. En los años recientes, a falta de espacios para grandes reportajes ha producido los libros: Las manos sucias del PAN; Las historias más negras; Levantones, narcofosas y falsos positivos; El cártel incómodo; El affair Cassez, y otro sobre Joaquín Guzmán Loera para mostrar aspectos desconocidos de la segunda fuga de El Chapo. Sus impulsos más recientes lo ubicaron como coordinador de la Cátedra Miguel Angel Granados Chapa en la UAM-C y muy pronto presentará la nueva época de la Revista Mexicana de la Comunicación, de la que fungirá como Director.

Jorge Meléndez Preciado, reportero, conductor en radio y televisión, columnista de cultura y todo lo que la rodea (porque cultura es lo que el ser humano agrega a la naturaleza, dice). Su columna de nombre Botíca ha deambulado por Excélsior, El Universal, unomásuno, El financiero y muchos otros medios. Fue cofundador del semanario Oposición del antiguo PCM y de la Unión de Periodistas Democráticos; ha estado presente por décadas y sigue como conductor y comentarista en Radio Educación, como profesor de géneros y radio en la FCPyS de la UNAM. Se está preparando para ganarse un nuevo título académico y, ahí viene con más planes para abrir su blog con historias inéditas.

Carlos Ferreyra Carrasco, ese reportero bien desarrollado profesionalmente en El Sol de México y en el Excélsior de los años 70, el de la barba y figura garbosas con acento ligeramente españolizado aunque naciera en Morelia. Carlos fue más de 12 años vocero de la pluralidad del Senado de la República, luego Director del semanario de Milenio, luego columnista  de Crónica y otros medios. Carlos, es quien más años cuenta de todos los periodistas que conozco y hace muy pocos días inició una columna que produce cada tercer día para diversos medios digitales de nombre Los Lavaderos, desde la que amaga con poner en tensión su memoria fotográfica para ventilar lo qué sabe de muchísimos políticos.

Otros periodistas, estos sesentones --que conozco muy de cerca porque también tengo la fortuna de que me extiendan amistad— tampoco los he oído hablar de jubilación. Yo cuento 65 años de vida y casi 40 de andar en el medio; la mayoría de estos me rebasan en talento y trayectoria y merodean mi edad: Julio Hernández López (mi-no-hermano); Alberto Witvrun Rosales; Raymundo Riva Palacio Neri; Roberto Rock Lechón; Humberto Musacchio; Ricardo Rocha; José Cárdenas, Carlos Marín... Ellos y más en los últimos días de 2015 están en lo más alto de sus trayectorias profesionales y seguirán en lo mismo porque su naturaleza es ser periodistas de verdad…


(*) Reportero desde 1977. Especializado en investigación en Excélsior, El Universal, Milenio y otros. Dos veces Premio Nacional por el Club de Periodistas. Autor de los libros Zócalo Rojo, Zorrilla y Sólo para periodistas. Profesor invitado en varias universidades. En 2013 y 2015 el Colegio de Sinaloa le concedió la Cátedra de Periodismo y Comunicación “Pablo de Villavicencio”. Miembro fundador del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas de la Segob (2010-2014). Director fundador de  Casa de los Derechos de Periodistas, A.C. Consultor en temas de protección, leyes y políticas públicas sobre el periodismo en la asociación periodistastrespuntocero. Consejero editorial de la revista Zócalo y del Sistema Informativo Vía Libre.  Su columna para periodistas, Miradas de Reportero, se publica en medios impresos y digitales de 14 entidades del país. Es autodidacta. Email: rogeliohl111@gmail.com


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