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* Con base en toxinas o venenos se pretende reprimir la movilidad de los espermatozoides lo que posteriormente podría proyectar el anticonceptivo y que éste sea reversible, señalaron especialistas

Ilustración Agencia ID

Redacción
| martes 30 de junio de 2015

México, D. F.- Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) buscan un inhibidor de la movilidad de los espermatozoides que sirva para desarrollar un anticonceptivo masculino.

La investigadora Arlet Loza informó que hasta el momento han estudiado 40 toxinas -de venenos de animales ponzoñosos-, de las casi 750 que se tiene planeado analizar, además de 100 fármacos.
Estas toxinas o venenos deben atacar dos canales del espermatozoide: uno, que permite pasar calcio y el otro, potasio, sustancias que requiere el espermatozoide para moverse y fecundar el óvulo.
El otro canal es uno que permite la salida de las células reproductoras masculinas, refiere la información publicada este 29 de junio en el portal de Reforma,

"Buscamos también determinar la funcionalidad del canal: en qué momento se abre, se cierra y cómo es que esas toxinas pueden afectar la funcionalidad de los canales.

"Afectando la funcionalidad, podríamos tener una sustancia que sea capaz de inhibir la preparación del espermatozoide para fecundar el óvulo", expuso por otra parte el investigador Pedro Segura.
Al encontrar el inhibidor, otros equipos se encargarían de proyectar el anticonceptivo, agregaron los especialistas, y aunque no hay fecha estimada para encontrar este inhibidor, los investigadores señalan que ya han encontrado algunas toxinas que podrían ser candidatas.
Esperan que el anticonceptivo masculino pudiera elaborarse de una proteína y que además no sea hormonal, y reversible.

Se quiere que el anticonceptivo sea reversible, que al dejar de tomarlo, se deje de inhibir el canal y que los espermatozoides sigan vivos y moviéndose, señaló la investigadora Arlet Loza. Foto: Tomada de Reforma
"La mayoría de los medicamentos que existen tienen un blanco y afectan otro. Se quiere que éste sea reversible, que al dejar de tomarlo, se deje de inhibir el canal, que los espermatozoides sigan vivos y moviéndose", añadió Arlet Loza.

El proyecto es apoyado por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación del DF, que invirtió 20 millones de pesos en diversos equipos para hacer pruebas de fluorescencia y electrofisiología.
Sin embargo, los instrumentos también sirven para estudiar los canales de distintas células, su funcionamiento y anomalías, por lo cual se determinó crear el Laboratorio Nacional de Canalopatías, en el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.

"Contamos con infraestructura y este conjunto de toxinas que no nada más podemos enfocar al anticonceptivo. Hay diversas patología a causa del mal funcionamiento de un canal y podemos probarlas a la par", agregó la investigadora Arlet Loza.

Entre las canalopatías, dijo, se encuentran algunas arritmias cardiacas, epilepsias y fibrosis.
René Drucker Colín, titular de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación local, señaló que posiblemente muchas de las enfermedades emergentes pueden tener su origen en fallas de canales iónicos de distintas células.

En noviembre de 2014 el diario “La Jornada” publicó que René Drucker presentó el Laboratorio Nacional de Canalopatías o alteraciones en los canales iónicos, el primero de su tipo en Latinoamérica.

El investigador refirió que este laboratorio automatizado, localizado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), surgió a partir del desarrollo de una investigación para generar un anticonceptivo masculino, como proyecto innovador, para el cual se aportaron 20 millones de pesos, apunta la nota.

Durante su presentación en el Instituto de Fisiología Celular en Ciudad Universitaria, destacó que con la puesta en marcha de este laboratorio se abren nuevas expectativas en la investigación de diversos tipos.

Drucker Colín señaló que el desarrollo del anticonceptivo masculino aún está en progreso, al buscar la sustancia adecuada para inhibir el movimiento del espermatozoide y de esta manera evitar que fecunde al óvulo.

De manera que si se genera “un anticonceptivo masculino, que sería finalmente una tabletita de algún tipo se podría desarrollar en el país una empresa que vendiera este producto de innovación”.

Fuente: Reforma, con información de La Jornada

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