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"Jamás te sometas al dinero, al final saldrás perdiendo" (Anónimo).

Carlos Monroy Hermosillo

Domingo 14 de junio de 2015

Mi estimado y fino amigo Monroe, hasta el momento ¿cómo calificarías al gobierno de Peña Nieto? Ya lo ha calificado la sociedad mexicana toda, en círculos empresariales, periodísticos y políticos. La calificación que se le da en una escala del 0 al 10, es reprobatoria, del 3.5, y como diría Carmen Aristegui, "sí está cabrón". Su gobierno reprueba en generación de empleos; los sueldos de la mayoría de los mexicanos son los más bajos en América Latina, la pobreza va en aumento, aunque en la FAO presuma que “hemos logrado reducir a menos de la mitad el número de personas en condiciones de vida por debajo del umbral de pobreza”, y el programa Prospera -antes Progresa- atiende a 6.1 millones de familias en México. En materia de seguridad vamos de mal en peor, según la percepción de la mayoría de los mexicanos. Sólo en el renglón de la corrupción e impunidad, su gobierno saca diez. Y ahí están como muestras los casos de la "casa blanca", las residencias de funcionarios de su gobierno como Osorio Chong, Luis Videgaray, Luis Miranda, y los "enjuagues" en los que se han visto involucrados funcionarios públicos de alto nivel con empresarios de consorcios como Higa y OHL. ¿Tiene remedio? Lo dudo. Si nos remitimos al concepto de "Mammón", verás que se trata de una expresión, de origen arameo, utilizada por los antiguos cristianos para revelar la aparición de los demonios de la codicia, avaricia y el materialismo. En la propia Biblia (Lucas 16:13) podemos leer: "No puedes servir a Dios y a Mammón al mismo tiempo", y, como derivación, "no puedes servir a Dios y al César al mismo tiempo". Puede advertirse entonces el síndrome de “Mammón” en el gobierno de Peña Nieto, pero también en la clase política de este país, que mantiene enferma a la República. Corrupción e impunidad van de la mano con la codicia, la avaricia y el materialismo. Desde el poder se construye una política perversa que hace hincapié en la construcción de la ignorancia y el mantenimiento de la pobreza, utilizando los medios masivos de comunicación, sobre todo la televisión y la radio, para cumplir su propósito de mantenerse en el poder en beneficio del status quo, favoreciendo el establishment actual. Esto explica también la corrupción que reina en nuestro sistema electoral, donde el PRI tiene en los sectores más atrasados, ignorantes y pobres de nuestra población, su mayor receptáculo de votos, que le permite comprar y coaccionar el voto, e intimidar a la población con la amenaza de que si no votan por el tricolor no habrá despensas, ahora televisiones y tarjetas de crédito, etcétera, etcétera. Interesante análisis... Todo este asunto, como el "Pacto por México" y las reformas "estructurales" empujadas por Peña Nieto en materia educativa, energética, laboral, de telecomunicaciones y fiscal, así como los negocios al amparo del poder, no son otra cosa sino expresión de lo que en su momento manifestara J. J. Rousseau: "…cuando los intereses privados son más grandes y más importantes que el interés público, definitivamente se corrompen los legisladores". Estamos obligados a combatir a los “mammones” de nuestro tiempo... o como diría Alfredo Jalife-Rahame, a los miembros de la clepto-kakistocracia mexicana, o el hurtador gobierno de los peores.

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