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* Cuando los adultos pierden la cabeza, cuando cada uno piensa en sí mismo, cuando papá y mamá se hacen daño, el alma de los niños sufre mucho, siente desesperación y son heridas que dejan huella", dijo

El Papa Francisco dedicó hoy su catequesis de la audiencia general al sufrimiento de los niños por la separación de un matrimonio. Foto: AP/Reforma

Redacción | miércoles 24 de junio de 2015

Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco dedicó hoy su catequesis de la audiencia general al sufrimiento de los niños por la separación de un matrimonio, y afirmó que en algunos casos ésta "es inevitable" cuando se hace para proteger a los más débiles.

"A veces (la separación) puede incluso ser moralmente necesaria cuando se intenta proteger al cónyuge más débil o a los hijos más pequeños de las heridas causadas por la prepotencia, la violencia, la humillación, la extrañeza y la indiferencia", afirmó ante los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

Sobre estas situaciones familiares, que el Papa dijo que no le gusta llamar "irregulares", Francisco animó a interrogarse sobre cómo ayudar o cómo acompañar a estas familias. Reflexionó sobre las heridas que se producen en la misma convivencia familiar.

"Se trata de palabras, acciones y omisiones que, en vez de expresar amor, hieren los afectos más queridos, provocando profundas divisiones entre sus miembros, sobre todo entre el marido y la mujer", señaló el Pontífice.

"Si estas heridas no se curan a tiempo se agravan y se transforman en resentimiento y hostilidad, que recae sobre los hijos".

El mensaje del Papa fue lanzado un día después de que el Vaticano presentara el documento que guiará en octubre el sínodo de obispos de todo el mundo dedicado a la familia y en el que se propone acompañar a los divorciados y a las familias con hijos gays.

"Cuando los adultos pierden la cabeza, cuando cada uno piensa en sí mismo, cuando papá y mamá se hacen daño, el alma de los niños sufre mucho, siente desesperación y son heridas que dejan huella", señaló el Papa más adelante.

Y recordó cómo muchas veces los niños que viven estas situaciones se esconden para llorar solos.
La reflexión forma parte de los fuertes debates que los obispos han tenido desde hace más de un año sobre cómo encarar los retos de la familia contemporánea, en particular la espinosa cuestión de autorizar la comunión para los divorciados vueltos a casar, argumento que genera fuertes divisiones.
La Santa Sede reveló que se logró un común acuerdo para proponer un "camino penitencial", bajo la autoridad de los obispos, para reintegrar en la Iglesia católica a los católicos divorciados que se han vuelto a casar, algo que ha sido considerado como una señal de apertura.

Fuente: Reforma

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