Menu
 


Ecatepec de Morelos en la historia


María de la Asunción García Samper.
Centro de Estudios Mesoamericanos. A, C.

Martes 12 de diciembre de 2017

En los municipios del estado de México: Ecatepec y Tepetlaoztoc y los antiguos pueblos de la Delegación Gustavo A. Madero: Atzacualco, Tolla y Ixhuatepetl a principios de siglo convivían grupos de hablantes de nahua y otomí-matlames o sea chichimecas, aún en los tiempos modernos hemos podido encontrar hablantes de ambas lenguas indígenas. (García Samper 2002).

Existen tradiciones muy marcadas en cada uno de estos antiguos señoríos, entre ellas la indumentaria, la cocina tradicional, las fiestas populares y religiosas aún conservan reminiscencias de lo indígena (Aguirre Beltrán, Gonzalo 1970). Todas estas tradiciones forman parte de la riqueza de los documentos etnográficos que nos permiten reconstruir las formas de las sociedades que conformaron estos Altepetl donde gobernó la familia Iztlixochitli Tlipotonqui descendientes de Juan Diego. (García Samper 2002).

Plano de la sierra de Guadalupe antes llamada de la Tonatzint. Planoteca del gobierno 
de la Ciudad de México.

Conocemos que los pueblos procedentes de la sociedad Texcocana fueron los herederos de la cultura Tolteca, ya que los mismos gobernantes fueron descendientes de los señores de Tula (Alva Ixtlilxóchitl, Fernando 1975-1977). El pueblo Chichimeca fueron los que cultivaron las artes de la pintura, escultura, el trabajo de la pluma y claro está la música, la danza y la poesía y por último el conocimiento del tlacuilo o sabio. (Aguirre Beltrán, Gonzalo 1970).

Estas artes fueron tan fecundas que dejaron su conocimiento en pueblos y barrios de la hegemonía Mexica cuya obra monumental hoy día nos deja atónitos cuando la observamos, pero le falta el espíritu que siguen infundiendo los pueblos chichimecas tezcocanos, el movimiento y la belleza queda plasmada en sus obras cosa que no pudieron copiar las culturas hermanas como la Mexica y el pueblo de Tlacopan.

Y todas estas tradiciones sirven para reconstruir el ambiente donde se desarrolló y vivió Juan Diego, hoy día es importante conocer los datos etnográficos de estos sitios, y vemos las tradiciones en los pueblos del señorío de su hijo Juan donde existe en cada pueblo su propia tradición en las festividades religiosas, pero aún las familias Soriano tienen control de la comunidad (Aguirre Beltrán, Gonzalo 1970) ya que su pasado de señores sigue inherente en la mente de sus coetáneos. En Santa Isabel Tolla quien controla el panteón de la iglesia y decide quien se entierra o no, el que es dueño de la panadería y la tienda más tradicional del pueblo y quien tiene injerencia en las festividades religiosas es Don Raimundo Yebra Soriano, a quien sus vecinos lo consideran como alguien muy especial y tiene el respeto del mismo pueblo, nada se decide sin que él tenga conocimiento y participe en la decisión final. (García Samper 2002).

En la familia de don Raimundo aún se conservan algunos recuerdos de que en el pueblo se hablaba el otomí y el nahua, en los mismos documentos históricos de archivos se registran a los salineros actividad importante en estos pueblos, donde la tradición es otomí. (García Samper 2002).

El pueblo conserva aún su antigua traza indígena y además las principales calles que lo dividen tienen en su centro la iglesia, donde antiguamente se ubicaba el tecali o centro ceremonial, ocupado actualmente por la iglesia.

En Atzacualco se explotaba el Ahuautle hasta el año de 1936, la forma de recolectarlo era tendiendo una tira de pasto largo para que el mosco “Cuatecon” deposite sus huevos, se retira el pasto de la laguna y se pone a secar al sol, se sacude y se escogen los huevecillos de Ahuahutle. (Información personal de Raymundo Yebra Soriano). En cuanto a la preparación como platillo era costumbre colocar al fuego un comal de barro donde se doraban los huevecillos, y se molían en un metate y se capeaban con huevo de gallina. (Alva Ixtlilxóchitl, Fernando 1975-1977).

Foto tomada por la autora de los ex votos de la Villa de Guadalupe.

Otros manjares obtenidos en la laguna fueron los Acociles, ranitas, charolito, los cuales se pescaban con red. En la temporada en que llegaban las aves migratorias del Canadá y Norte América, como son los patos, para cazarlos se utilizaba una ingeniosa forma de trampas, como colocar varias escopetas alrededor de la laguna, esto era organizado por el Señor Francisco Aguilar Ayala.  Con estos productos se tenía un alimento completo y este consistía en pescaditos, acociles, chile, tortilla, frijoles, elotes y pulque, este último era comprado.  En la región había mucho maguey, y se sembraba maíz, fríjol, alverjón, haba, todo tipo de calabaza, duraznos, chabacanos, tuna, en el cerro “tapis” se daba la mora, tomatillo negro (sabroso y dulce). Todos tenían vacas, burros, puercos, patos, gallinas y caballos. Todavía existía en la sierra una variada fauna silvestre compuesta por: conejos, tlacuaches, muchos coyotes, víboras, chirrionaras, sincuate. (Alva Ixtlilxóchitl, Fernando 1975-1977).

El sistema para la fabricación de la sal cambió en cuanto a sus formas como se conocían en la época prehispánica y colonial, ya que del lavado de la salmuera ahora se realizaban unas tinas o presas de tierra de forma cuadrada grande para hacer la espumilla, en ella se metía agua de la laguna y con un azadón con dientes a manera de rastrillo se movía la tierra con el agua constantemente y por largo tiempo por todos lados, hasta hacer mucha espuma. La espumilla se dejaba secar y se cortaba con una cucharilla con punta y así se formaba el tequesquite. (García Samper 2002).

También se dedicaban a la lapidaria elaborando molcajetes y metates, y tejían petates de tule. Nos cuenta don Raimundo Yebra Soriano como se vestían hasta los años 50 sus coterráneos. Siendo la indumentaria para los hombres, el calzón de manta con cintas en los tobillos, camisa con cuello redondo y encima una camisa llamada Llompa o Yompa que no se abotona únicamente se amarra a la cintura y en la espalda llevaba un bordado, el Sr. Nieves Rojas en el bordado llevaba representada un águila y una serpiente. En la cintura utilizaban el Patío que es un metro de manta doblado en triángulo y amarrado.  Encima del calzón de cintas una faja como rebozo con un nudo normalmente, era negro.  También usaban Jorongo, sombrero y guarache. Los niños usaban camisita de Cambaya o Camballa (cuadros muy chicos en rojo y blanco). (Aguirre Beltrán, Gonzalo 1970).

Las mujeres usaban vestido muy largo, con nahuas o enaguas con cinta de colores, blusa algunas bordadas, casi todas largas, se peinaban todas con dos trenzas usando collares, aretes, pulseras con piedras escandalosas, el rebozo de Bolita y guaraches, aunque la mayoría andaba descalza.

Vivían en casas de dos aguas de techos de tejas, y con bóveda catalana, con viguería, muros de adobe, patios muy grandes y alrededor los cuartos, con corrales para chivos, aves, burros y caballos.

Utilizando por la noche las canoas para ir a pescar a la laguna. Los personajes importantes eran Don Nieves Rojas en Tola y Don Lino Soriano en Atzacualco.

Los arrieros transportaban pulque, fruta, maíz, fríjol, misma que se comerciaba en el patio de la casa de Lino Soriano y donde había una fuente en la cual vaciaban el pulque para que se refrescara y al día siguiente los vaciaban de nuevo a las castañas o cueros.

Para hacer el pago se utilizaba la medida que era un recipiente de madera que se sumergía en las monedas, se sacaba y se le pasaba el “Rasero”, el Tío Manuel (tío de la mama de Raymundo), metía la medida en el dinero para la transacción económica.

Cuadro al óleo del antiguo santuario de la Virgen de Guadalupe; aún se encuentra allí. Foto tomada por la autora.

La gente de Ixhuatepec era muy conflictiva pues siempre andaban buscando pleito, por lo que los de Tolla y Atzacualco evitaban convivir con ellos.  En esos tiempos aún los de Ixhuatepec trabajaban como salineros o en las minas, además de raspar los magueyes y fabricar el pulque, ya que algunos de los ranchos eran pulqueros y pocos los ganaderos, Don Raymundo y sus hermanos han recibido de sus abuelos información sobre la Historia de la familia, donde le contaron que ellos tenían como parte del cacicazgo una gran propiedad con una casa muy grande con huerta entre Santa Isabel Tola hacia Santa Clara Coatitla, del tamaño de una manzana con dos patios grandes. En esa propiedad de su familia se dio un terrible pleito de tierras en que mataron a algunos de sus familiares., refiere que se subía a una barda y uno de los peones que estaba defendiendo. (García Samper 2002).

La casa era bonita con muebles finos, los cubiertos eran de plata, la propiedad consistía en gran extensión de tierras de labor que incluso tenía su propia iglesia En la casa había varios salones bellamente decorados. Cuando vivía la madre de don Raymundo, ella le contaba a él y a su hermano que eran descendientes del Vidente del Tepeyac llamado Juan Diego Tlipotonqui Izquixochitl, su padre también tenía recuerdos que le habían dicho sus abuelos que también los Yebra descendían del nieto de Netzahualcóyotl de nombre Cuautliztatzin.

Conservan aún las formas indígenas Otomíes-chichimecas sobre el matrimonio y la muerte, nos contaba que por lo general cuando los padres de la novia no aceptan el matrimonio, no queda más remedio que robársela, cosa que ocurrió con su mujer (Aguirre Beltrán, Gonzalo 1970). También nos relató sobre la muerte y señala que cuando un familiar fallece se le deja un tiempo en el suelo entre más tierra mejor, y se le colocaban alrededor sus ceras (no había todavía veladoras) transcurrido algún tiempo lo metían en la caja. En la iglesia doblaban las campanas desde que moría hasta que lo acababan de enterrar. Después todos los que fueron al entierro comían y bebían tequila y pulque.  Se rezaba el rosario durante nueve días que al concluir cada uno se ofrecía café, pan y tamales.  Después a los nueve días se Levanta la Cruz, donde la gente va al panteón y nuevamente se invitan tamales con café, pan y finalmente una copita.  Había los cantos de religiosos; su padre iba a rezar a los muertos un Tlamatimine (García Samper 2002).

En estos pueblos hacia los años 30 aún se hablaba el nahua y el otomí o chichimeca, aún algunos de los ancianos lo hablan, una de las cuñadas de su mamá hablaba otomí-chichimeca y esta se los transmitió a sus hijos Jesús y Manuela Soriano. Conservaban algunos documentos que quedaron en poder de la hermana que fue monja, pero al morir esta se extraviaron todos (García Samper 2002).

Los platillos tradicionales están de acuerdo con los pueblos ribereños cuya subsistencia estaba fundamentada en los productos acuáticos, aún se oye al pregonero que vende el ahuautli, en las fiestas están presenten los dulces y los guisos tradicionales.

Fragmento del Códice de Tepetlaoztoc, donde aparece Juan Diego.

Lo mismo ocurre con los otros dos pueblos el de Atzacualco y el de Ixhuatepetl, donde las familias dominantes es la de los Sorianos, que se unen en un ancestro común Cuautliztatzin mejor conocido por Juan Diego (García Samper 2002).

En Tepetlaoztoc pueblo del estado de México y más cercanos de Tezcoco las tradiciones son más cerradas, y son obviamente pueblos chichimecas-Otomies cosa que no ocurre con los pueblos de Santa Clara Coatitlan y Santa María Tolpetlac, sujetos al municipio de Ecatepec del Estado de México, en estos últimos desde la época prehispánica convivieron los chichimecas Otomies junto con los nahuas, fueron pueblos fronteras y a la vez hegemónicos, y aún en ellos viven gente grande que recuerdan que sus padres hablaban el otomí y el nahua predominando el primero (Matadamas, Ma. Elena 1995).

Son pueblos de tradición texcocana, siendo que en Coatitlan pueblo cuya actividad  productiva fue el tejido y la explotación de las canteras, y en donde se daba culto a la diosa Xochitecatl esposa del dios Mixcóatl de tradición chichimeca-texcocana, en cambio en Tolpetlac lo importante fue los productos elaborados con el tule y donde el dios de la guerra Mixcóatl y Tezcatlipoca eran los dominantes, aquí vivía Juan Diego y sus descendientes los Rojas Ayala en el pueblo de Coatitlan y los Brito y los Verdeja siguen siendo los que controlan las decisiones de sus pueblos, estos últimos tienen grandes casas que se localizan en la calle más importante del antiguo pueblo de Tolpetlac, cerca de la capilla de la quinta aparición. Las tradiciones chichimecas están muy presentes en estos pueblos de Ecatepec (García Samper 2002).

En Tepetlaoztoc predomina toda evidencia de tradición chichimeca-otomi, el idioma indígena otomi aún lo siguen hablando algunas personas de la tercera edad, las familias de las escalonas se concentran en la parte más importante de los barrios tradicionales indígenas, y viven en las mejores casas y son dueños de los negocios y ranchos más importantes de la región, aún tienen en su poder terrenos en la Magdalena Tepetlaoztoc, que fueron del antiguo señorío. Los barrios conservan su traza indígena texcocana (Matadamas, Ma. Elena 1995). En las festividades los Escalona tienen un lugar predominante.

En cuanto a la tradición oral, las familias aún conservan información relevante sobre los pueblos, muchos de estos recuerdos nos llevan a la época prehispánica y saben con son herederos de Netzahualcóyotl, también tienen una tradición muy marcada en sus festividades religiosas donde las manifestaciones de los bailes tradicionales y las bandas en las iglesias, las celebraciones conjuntan a estos pueblos pues conservan evidencias muy semejantes (García Samper 2002).

El dato etnológico es muy importante para la reconstrucción de las formas de vida y costumbres de estos pueblos, esto nos permitió conocer, la tradición texcocana, de la cual ellos conservan mucho, sabemos que los pueblos de la delegación Gustavo A. Madero fueron en su tiempo un lugar de grandes manifestaciones religiosas y culturales. Donde ocurrían grandes movimientos humanos que procedían de todas las regiones que conforman el México actual, y en el antiguo centro ceremonial de la Tonantzin en el Tepeyacac, aún se ven llegar a estos peregrinos a las partes más altas de los cerros del Zacahuiztco, Tepeyacac, Ixhuatepetl y Zacatenco para realizar danzas y cantos a la luz de la luna, llevando veladoras y teas prendidas.

Llegan de puntos lejanos, pero también están presentes los de Tolpetlac-Coatitlan, los de Chimalhuacán-Tepetlaoztoc y los pueblos de la Gustavo A. Madero, festejan a la Tonantzin-Guadalupe y tienen aún eso en la mente.

Los descendientes de Juan Diego nos han platicado de estas tradiciones, de sus antepasados, nos han prestado documentos de archivo originales y códices, fotografías muy viejas. El rescate de esta tradición es muy importante porque tiende a desaparecer y con ella los más viejos. Es por eso que es muy importante realizar este tipo de estudios (García Samper 2002).

Bibliografía

García Samper, María de la Asunción, El Santo Juan Diego-El mensajero indígena de la virgen de Guadalupe. Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C. 2002.

Matadamas, Ma. Elena. “Quinientos años después. El Códice Tepetlaoztoc vuelve al lugar donde salió, pero en versión facsimilar” en El Universal, lunes 29 de mayo de 1995, sección cultural, p. 4.

Aguirre Beltrán, Gonzalo (1970) El proceso de aculturación en México. México. Universidad Iberoamericana, Editorial Comunidad. Instituto de Ciencias Sociales. 
Alva Ixtlilxóchitl, Fernando. Obra Histórica, México., UNAM. Instituto de Investigaciones Históricas, (1975-1977), 2 vols.





Publicar un comentario Blogger

 
Top