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Por Rogelio Hernández López*

Lunes 4 de diciembre de 2017

Pescador es un ente muy raro. Egresó como economista en el ITAM con mención honorífica, hizo maestría y doctorado en la Universidad de Stanford, pudo ser un gran tecnócrata, pero le ha funcionado un gen de preocupación por lo humano, por lo social.

Durante una de sus estancias en la Ciudad de México analiza al hoy poderoso grupo que también se originó en el ITAM, al que pertenece José Antonio Meade.

Esa corriente –dice Pescador-- que se cobijó en Pedro Aspe Armella bajo el espectro de Carlos Salinas de Gortari y que hoy son los mandones del Banco de México, la Secretaría de Hacienda, Pemex, el IMSS, Bansefi, la SEP, el PRI y con enlaces de mando medio en otros muchos sitios de gobierno...

-- A la mayoría de ellos les falta esa tercera característica que debe tener un político bien formado –explica didáctico y sonriente como es siempre--: sensibilidad para entender el aspecto humano de la gente. No parece ser su preocupación--, completa.

Pescador reconoce y defiende esa tesis, casi universal, de las tres características que debe tener todo político bien formado:

Capacidad de elaboración con visión de Estado, habilidades para planear y organizar equipos y, por supuesto, esa sensibilidad por lo humano.

--Ellos –refiere nuevamente al mismo grupo de economistas del ITAM hoy mandones con candidato presidencial-- cargan ya una percepción colectiva de que son meros continuadores de esas políticas monetaristas, controladores de la macroeconomía del neoliberalismo, de los que atienden la pobreza a corto plazo con paliativos.

Ente extraño

José Ángel Pescador Osuna es un científico social-técnico-polìtico y escritor muy singular (raro según este reportero testificador de 40 años de la política): es de los primeros mexicanos más que bien formados académicamente para el servicio público. Quienes le conocen en persona saben que sus primeros estudios fueron para ser profesor (de la Escuela Normal de Mazatlán) luego licenciado en Economía por el ITAM; que hizo maestrías en Educación y en Economía en la universidad de Stanford y con estudios completos de doctorado. Conocimientos, bien estructurados, los tiene.

Como político se hizo sobre la marcha, quizá por ese gen que se alimenta en las escuelas normalistas. Cuando este reportero supo por primera vez de él fue cuando era de los abajo firmantes en desplegados de denuncia y protesta por asuntos educativos en los años del movimiento estudiantil insurreccional; luego se hizo parte de aquella generación aguerrida de sindicalistas de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Después como reportero tuvo acercamientos con él como diputado federal por el DF; los siguientes fueron en Mazatlán por ahí de 1989 cuando como presidente municipal ayudó con un primer diagnóstico a Excélsior del crecimiento del narcotráfico. Antes, Pescador ya había estado en área de atención social en la Secretaría de Energía, Minas e Industrias Paraestatal, en la Comisión Nacional de Reparto de Utilidades y en su primera ocasión, de tres, como Cónsul General en Los Ángeles, California, cargo que debe atender a más mexicanos que varios estados de México.

Poco a poco, en la práctica, Pescador se fue hiperespecializando en asuntos educativos: en la Subsecretaria de Educación Superior, 1977, como director del Instituto Nacional de Investigación Educativa, Jefe de investigación y luego rector de la UPN, director adjunto de Educación para adultos, presidente del Consejo Nacional Técnico de la Educación. Desde entonces ayudaba como podía a quien se le acercara, como lo sigue haciendo. Tiene esa fama bien ganada.

Cuando compartía curules en la Cámara de Diputados con Luis Donaldo Colosio, por allá de 1987 era de los pocos que proponía definir e instrumentar una estrategia educativa como indispensable para el desarrollo social. Algunos periodistas compartimos las reuniones amistosas que tenían ambos muy frecuentemente y escuchamos la tesis de José Ángel de no descuidar la formación cívica, ética y estética desde la primaria.

Su práctica de ayudar a quien se lo pida también fue para periodistas y pocos colegas lo saben.

Como experto y como subsecretario de Servicios Educativos para el DF (a petición de este reportero y otros) fue prácticamente el diseñador del primer currículo en México para actualización profesional de periodistas; diseño académico que fue la base de los primeros diplomados en su tipo que se impartieron gratuitamente para unos 180 periodistas. Siguió ayudando en varias instancias educativas al desarrollo profesional de periodistas, como cuando fue rector adjunto en la Ibero e incluso como Secretario de Educación Pública, el final del gobierno de Carlos Salinas dejó listo un acuerdo para la titulación de periodistas por trayectoria que hoy se aplica.

El gen de Pescador, ese que lo inclina a la atención de los problemas sociales lo confirmé cuando era subsecretario de población y asuntos migratorios. Trabajamos juntos -él como  funcionario y este reportero como investigador de campo--, un diagnóstico sobre los problemas en México de los inmigrantes centroamericanos; estudio que él, con visión de Estado, maduró en una propuesta de amnistía (tránsito ordenado y vigilancia de los derechos humanos) para toda persona que pasara por territorio mexicano.

¿Qué haces ahora?

--¿A dónde van los buenos políticos que han estado en el poder? Le soltó este reportero, durante el desayuno, en la mañana siguiente de que José Antonio Meade se presentó como aspirante a la presidencia de la República por el PRI. Sin pensar respondió en automático.

-- Se van a sus bibliotecas y a escribir; en México pocos servidores públicos tienen la práctica de escribir sus experiencias que han de servir a otros. Yo estoy organizando mis escritos. Entre mis libros como autor y en los que soy coautor tengo 144, casi todos de la educación que se necesita en México, pero te confirmo la cantidad al rato. De todos modos sigo colaborando con el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, imparto clases, conferencias, asesorías y apoyo, con todo lo que puedo, al Colegio de Sinaloa.

El reportero adentró un pensamiento: entre colegas sabemos que los buenos periodistas no se jubilan, que siguen haciendo periodismo hasta que el cuerpo aguanta. En general nuestros pares de mayor edad, cuando son profesionales, ocupan posiciones destacadas en los medios. De México, se pueden citar mil y un ejemplos. Esto no ocurre con los políticos mexicanos bien formados y probados.

Pescador sigue hablando por casi dos horas. En algún momento el reportero entresaca para sí el tema de los tres criterios que debe tener todo buen político: sensibilidad social, habilidades como organizador y capacidad de elaboración con visión amplia. Y concluye otra vez: Pescador tiene estas características. Le sobran cualidades y experiencia. Es un caso raro de político completo, que el servicio público desaprovecha en tiempos del enconamiento de la política y de preponderancia del tecnocratismo en los puestos principales. Mirada de reportero.

***
(*) Reportero desde 1977. Especializado en investigación en Excélsior, El Universal, Milenio y otros. Dos veces Premio Nacional por el Club de Periodistas. Autor de los libros Zócalo Rojo, Zorrilla y Sólo para periodistas. Profesor invitado en varias universidades. En 2013 y 2015 el Colegio de Sinaloa le concedió la Cátedra de Periodismo y Comunicación “Pablo de Villavicencio”. Miembro fundador del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas de la Segob (2010-2014). Director fundador de Casa de los Derechos de Periodistas, A.C. Consultor en temas de protección, leyes y políticas públicas sobre el periodismo en la asociación periodistastrespuntocero. Consejero editorial de la revista Zócalo y del Sistema Informativo Vía Libre.  Su columna para periodistas, Miradas de Reportero, se publica en medios impresos y digitales de 14 entidades del país. Es autodidacta. Email: rogeliohl111@gmail.com



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