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Fotos Rogelio Hernández López

Por Rogelio Hernández López*

Lunes 23 de mayo de 2016

Cada 30 de mayo, después de 1984, el periodista Manuel Buendía Tellezgirón ha sido recordado por periodistas, amigos, seguidores y familiares en la Plaza de la Libertad de Expresión Francisco Zarco, de la Ciudad de México. Poco a poco se logró instalar ahí símbolos para recordarlo. Pero este año no se encontrarán y habrá enojos.

Se había logrado que se colocara, junto a la estatua de Zarco, un enorme basamento de concreto con una placa alusiva al columnista; después, en la Estela de concreto de 3 metros de altura se grabó uno de sus pensamientos sobre el verdadero periodista. Ahora, el sitio fue reducido a plazoleta, con menos árboles, ya sin bancas; se desapareció el basamento con la placa recordatoria, la enorme Estela se destruyó y quedó como sustituta otra de medio metro. Con esa destrucción, en sentido estricto el gobierno de la Ciudad de México desvaneció a Buendía.

Basamento con placa por Manuel Buendía.
“Más les valiera retirarse definitivamente antes de aceptar la suprema humillación de ser incluidos como rellenos de un cartel para constatar cómo la indiferencia y hasta la burla del público barre con las últimas huellas de un antiguo prestigio”, dijo el columnista cien días antes de su asesinato (28 de febrero de 1984) durante una charla en la Secretaría de Educación Pública.

MEMORIALES, PARA QUÉ

El lunes 30 de mayo de 2016, se cumplirán 32 años del asesinato de Manuel Buendía Tellezgirón. Fue el primer periodista, de reconocimiento nacional, acallado en la era de la narcopolítica en México.

Desde ese día la Plaza Zarco (Reforma y Zarco) se convirtió en sitio para exigir castigo a los culpables del crimen. Cada día 30 de mes de 1984, se concentraron allí familiares, amigos y miembros de la Unión de Periodistas Democráticos, del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa y reporteros de diversos medios.

Estela monumental.
Después, todos los 30 de mayo se hicieron actos públicos a las 12:00 horas puntualmente. La Plaza Zarco y Manuel Buendía se convirtieron en símbolos de inconformidad por la violencia contra el periodismo. Cada año, desde 1985 hay concentraciones de periodistas con reclamos masivos por las limitaciones y agravios a la libertad de expresión en México, por la violencia contra medios y periodistas. Así ha sido durante las gestiones de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña. Se recrimina porque sus gobiernos no quisieron o no pudieron frenar el ciclo de violencia que creció geométricamente y tan sólo este año registra 6 asesinatos y 68 agravios documentados en apenas un semestre.

Estela reducida.
La plaza Zarco, Manuel Buendía y sus memoriales, adquirieron muchas significancias durante 32 años. Quien argumente que la Plaza se remodeló (destruyó) para espantar a personas sin casa que allí se guarecían, ignoran los significados culturales que adquieren sitios específicos de ciudades, pueblos y barrios, lugares donde las comunidades, o grupos de pares se construyen como tal y se reconstruyen en ánimos y causas comunes. ¡Si no lo saben es que son imbéciles! Les diría el columnista Buendía Tellezgirón, con ese estilo jocosamente serio y burlescamente profundo que todos les reconocíamos.

Este martes 24 de mayo, Manuel Buendía Tellezgirón cumpliría 90 años de haber nacido en Zitácuaro Michoacán. Y en contraste con los ignotos del gobierno capitalino, los amigos, familiares y periodistas de Zitácuaro iniciarán otra jornada de recordatorios como lo hacen cada año, también desde 1984. Ellos, promovieron la construcción de una estatua del periodista que nadie les ha destruido; ellas y ellos, sus pares zitacuarenses, promueven su pensamiento, sus libros y su s recuerdos, porque no quieren que Buendía sea olvidado.

Plaza desaparecida.
Pero en la Ciudad de México parecen ignorar todo eso. Voluntaria o involuntariamente. Al desparecer los símbolos para recordar a Manuel Buendía en esa plazoleta lo están matando otra vez. El poeta José de Arias Martínez, se adjudica un poema que parece oportuno:

No es la muerte quien mata las almas
Nadie muere por ser enterrado
El recuerdo y el alma no mueren
Sólo muere quien es olvidado


(*) Reportero desde 1977. Especializado en investigación en Excélsior, El Universal, Milenio y otros. Dos veces Premio Nacional por el Club de Periodistas. Autor de los libros Zócalo Rojo, Zorrilla y Sólo para periodistas. Profesor invitado en varias universidades. En 2013 y 2015 el Colegio de Sinaloa le concedió la Cátedra de Periodismo y Comunicación “Pablo de Villavicencio”. Miembro fundador del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas de la Segob (2010-2014). Director fundador de Casa de los Derechos de Periodistas, A.C. Consultor en temas de protección, leyes y políticas públicas sobre el periodismo en la asociación periodistastrespuntocero. Consejero editorial de la revista Zócalo y del Sistema Informativo Vía Libre.  Su columna para periodistas, Miradas de Reportero, se publica en medios impresos y digitales de 14 entidades del país. Es autodidacta. Email: rogeliohl111@gmail.com
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