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“(…) además de carecer de una normatividad propia, es un instrumento de control político y ahora electoral, que se usa para golpear a adversarios (…).”

Uno de los sellos colocados el pasado 15 de mayo en que cerraron comercios en la Central de Abasto de Ecatepec de manera irregular. Foto: Archivo/Jorge Villa

José Antonio Guerrero Morales | viernes 29 de mayo de 2015

Hace unos días un amplio grupo de usuarios de Facebook inundaron sus muros con imágenes y videos de un operativo realizado en la Central de Abastos de Ecatepec, en donde se aprecia la clausura de negocios y al final un connato de violencia entre locatarios, policías estatales y municipales. En los comentarios de esta noticia se podían leer acusaciones de atentado, intereses políticos, violaciones a la ley, guerra sucia electoral, entre otros. Pocos medios difundieron la noticia y en su mayoría la centraron en los disturbios; los menos en la clausura. Sobre el hecho el Gobierno del Estado de México informó en su portal Edoméx Informa que la “Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de México (Coprisem) suspendió 13 establecimientos de la Central de Abastos de Ecatepec, debido a que incumplían con las normas higiénico-sanitarias y ponían en riesgo la salud de la población”; que “la Coprisem realizó la inspección de los establecimientos que integran las ocho naves de la Central de Abasto, en atención a diversas denuncias ciudadanas por abusos en contra de los consumidores”, y que “las medidas de seguridad fueron impuestas en virtud de que se encontró: Producto caducado o en estado de descomposición, en: embutidos, cárnicos, legumbres, alimentos preparados, productos de la pesca y derivados de la leche. Fauna nociva, como roedores, cucarachas, moscas y otros insectos, así como acumulación de desechos sólidos en el área de venta de legumbres. Establecimientos de venta de productos lácteos, ubicados entre desagües de aguas negras a cielo abierto, así como deficiente conservación y manipulación de alimentos para el consumo directo”.

Vista así, la información parece cualquier acción de gobierno (por cierto) mal ejecutada, que por suerte no pasó a mayores; sin embargo, días después, en una conferencia de prensa el candidato del PRD a la alcaldía de Ecatepec, Octavio Martínez Vargas, lamento las acciones que el gobierno estatal ha emprendido en su contra, entre lo que mencionó el cierre de su negocio.

Es aquí donde toma notoriedad el asunto, pero vamos por partes. Primero: ¿Qué es la Coprisem? Según el Decreto por el que se reforman diversas disposiciones del Reglamento de Salud del Estado de México, publicado en la Gaceta de Gobierno de la entidad, el lunes 10 de junio de 2013, se lee en la exposición de motivos que la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de México (Coprisem) se creó como órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud estatal, en sustitución de la Coordinación de Regulación Sanitaria, que formaba parte de la estructura administrativa del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) y el argumento central del cambio fue que como tal no ejercía de manera exclusiva las atribuciones de regulación, control y fomentos sanitarios en la entidad.

Es decir, la Coprisem existe como tal desde el año 2013. Si uno busca información en los portales de internet tanto de la Secretaría de Salud del Estado de México, como del ISEM no existe información sobre la Coprisem; es más, en estos sitios aún se maneja el nombre de Coordinación de Regulación Sanitaria.

Más aún, si se trata de conocer algunas acciones anteriores se encuentra que su actuar ha sido modesto y su trabajo de supervisión prácticamente se ha limitado a locales donde se prestan servicios de salud, tanto a personas como a mascotas, (destacan la clausura del antirrábico de Coacalco y dos clínicas, una en el municipio de Chalco y otra en Naucalpan; aunque en una nota del periódico Hoy Estado de México, fechada en junio del año pasado, se lee que hasta ese momento el organismo llevaba 27 suspensiones a clínicas del sector privado.) y en alguna ocasión en el municipio de Ecatepec, fueron incisivos contra bares y cantinas.

En este sentido, es conveniente preguntar a los funcionarios del Gobierno del Estado de México: ¿cómo es que la Corpisem busca salvaguardar la integridad de la población, si no existe información sobre ella? ¿cómo es que alguien realiza una denuncia ciudadana si tampoco existen los mecanismos para realizarla, ni siquiera un portal de internet al cual acudir? ¿cómo se entera la ciudadanía de que existe este órgano, si su propia estructura de gobierno no lo reconoce como tal? O más aún: ¿en el GEM existe una política púbica concreta que permita a la ciudadanía acudir a denunciar la violación de normas sanitarias? O algo más simple: ¿en verdad en esa revisión a las ocho naves, sólo éstos 13 comercios incumplían las normas higiénico sanitarias? Si usted conoce la Central de Abastos de Ecatepec o cualquier otra del país, sabrá que no son espacios que se precien de cumplir a cabalidad estas normas.

Si en verdad el objetivo de la Coprisem es salvaguardar la salud de la población, como lo afirma el GEM, sería indispensable primero, conocer el total de esas 27 suspensiones hechas a clínicas privadas, así como todas y cada una de las acciones que ha realizado y realizará en la entidad este órgano, a fin de que la población esté advertida de cuáles establecimientos tuvieron irregularidades en esta materia y en lo subsecuente evitarlos o estar alertas.

Pero ante el vacío de información sólo se puede pensar una cosa: que este órgano, además de carecer de una normatividad propia, es un instrumento de control político y ahora electoral, que se usa para golpear a adversarios, pero lo que es más grave, que se puede convertir (si no es que ya lo es) en un instrumento de extorsión para aquellos que no “cooperan”, “colaboran” o se alinean a los intereses del gobierno del ecatepense, Eruviel Ávila.

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