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María de la Asunción García Samper
Héctor Miguel Robinson Fuentes.
Centro de Estudios Mesoamericanos, A. C.

Domingo 8 de octubre de 2017

Durante la época prehispánica la minería en la región de México muy importante dentro de la economía de nuestros pueblos, tal es el caso a que se refieren los códices Florentino donde se registran los trabajos mineros para la obtención de cantera, piedra tezontle, arena así como el cuarzo muy importante para la medicina tradicional y la brujería o magia religión, se conocen algunos sitios mineros desde la época de Teotihuacán que explotaban la mina de obsidiana llevando por comercio los instrumentos ya terminados así como los núcleos a lugares distantes para comercializarlos, también explotaban las canteras de Cerro gordo, para el posclásico con Tula y más tarde con la entrada de los chichimecas de Xolotl a la cuenca de México, se funda la triple alianza con Tlacopan, México Tenochtitlan y México Tlatelolco, Texcoco quienes explotaban también las minas de obsidiana en el cerro temprano de las Navajas, cada quien sus áreas mineras, este auge de la minería en la época prehispánica lo podemos ver en las minas de Acolman de Tezontle, arena y piedra, así como las de Ecatepec de Cantera de cerro Gordo, arenas y tezontle, como lo registra estas formas de explotación el códice Florentino.[1] Otros amoxtlis o códices como es el caso del códice Mendocino o Matricula de Tributos[2] señala los productos que los pueblos conquistados aportaban a la triple alianza, y es claro que registra la minería, quizás el oro y la plata no eran tan importantes para nuestros pueblos, pero si se conocían y las regiones que lo explotaban eran Michoacán y Oaxaca, es por ellos que los españoles conocieron la gran riqueza que escondía nuestra región de México a través de estos documentos pictográficos.

Para enterarnos bien del origen de la orfebrería y minería prehispánica pues es evidente que tenemos que recurrir a los códices, los cuales son amoxtlis o libros pictográficos donde los indígenas plasmaron todo su conocimiento sobre este tema, y claro estos llegaron a manos de Hernán Cortes y a Carlos V, estuvieron también en manos del cronista Pedro Mártir de Anglería, quien se sirvió de ellos para detallar las riquezas del Anáhuac.

Objetos y labores metalúrgicas del México prehispánico. Fuente: Google.

Podemos señalar que la misma Matricula de Tributos[3], donde se consigna la nómina y tributos que pagaban los pueblos a México Tenochtitlan y México Tlatelolco, nos informa sin dudas sobre la minería y metalurgia y de estos documentos se sirvieron los españoles para realizar las atrocidades que hicieron en su imposición armamentista contra México.

Se tiene evidencias de la orfebrería mexicana hacia 1517, cuando, que de acuerdo con las fuentes de los cronistas como es el caso de Bernal Díaz del Castillo, Hernández de Córdoba, quienes nos informan como los españoles recogieron en Cabo Catoche algunas "patenillas de medio oro y lo más de cobre, y unos pinjantes, y tres diademas, y otros pecezuelos y ánades de la tierra, y todo de oro bajo".[4]

Durante segunda expedición a las costas mexicanas, que sucedieron un año después, reveló a los acompañantes de Grijalva la riqueza de la orfebrería en Tabasco y Veracruz. Fue en el primero de estos sitios en donde, después de rescatar figuras vaciadas de lagartijas y aves, le informaron a Grijalva que:

"adelante, hacia donde se pone el sol hay mucho (oro); y decía Culúa, Culúa y México, México". Poco tiempo después, gran parte de la riqueza de objetos de orfebrería, plumaria y mosaico fue remitida a Carlos V, y las nóminas conservadas por Gómara y por Oviedo [5]son fiel testimonio de su belleza e importancia.

Cuando estas evidencias llegan a  oídos del conquistador Hernán Cortés, en la tercera de las expediciones, en 1519, en su mente solo estaba que tenía que obtener aquel fabuloso tesoro. En Veracruz recibió el envío de Moctezuma: “plumas, ornamentos de oro y piezas de mosaico de piedras preciosas, con el que los indígenas colmaban a los hijos del sol que sus profecías les habían anunciado”. La nómina de la primera remisión vuelve a ser testimonio elocuente de su suntuosidad, pues en aquel acervo figuró el célebre sol de oro del tamaño de una rueda de carreta, cuyo solo valor intrínseco se estimó en tres mil ochocientos pesos del mismo metal.[6]

Toda la región conocida como el Anáhuac sufrió un violento saqueo de sus riquezas naturales como son el oro desde los años entre 1519 a 1526 enviada a Europa: la remisión de Grijalva y la casi simultánea de Cortés (1522); la tercera de este mismo, enviada al emperador poco antes de emprender su viaje a las Higueras en 1524; y la última, dos años después de la fecha citada, sólo se conocen por el inventario realizado por Cristóbal de Oñate, en el cual ya figuran piezas de orfebrería colonial como "un crucifijo y unas imágenes de Nuestra Señora y San Juan". Todavía no es posible precisar la riqueza aurífera remitida en este periodo, más debe tenerse en cuenta que la recogida hasta antes del suceso de la Noche Triste se ha estimado en cerca de cuatro millones de pesos, con el poder adquisitivo de su tiempo. Sin embargo, de todo lo descrito por cronistas, misioneros, códices y nóminas de remisión, nada queda en Europa que válidamente pueda atribuirse a los envíos de Cortés. La casi totalidad del enorme acervo de piezas precortesianas que se exhiben en los museos procede de excavaciones posteriores o tumbas exploradas en tiempos modernos.

En la región de Tlalpujahua con el nombre de Real de Minas en los años de 1560-1570, fue nombrado “alcaldía mayor” (ciudad principal), que estaba bajo el control directo del virrey.[7] En 1593, el líder de la comunidad minera, Gaspar de Solís, por orden del virrey, creó la primera parroquia para los indígenas, y trazo los primeros bloques de una ciudad española.

En los centros mineros, las haciendas, estancias ganaderas, pueblos y ciudades se congregaban los indígenas, europeos, africanos y asiáticos que provenían de traiciones culturales diferentes y realizaban diversas tareas de acuerdo con su condición social. La transformación de la Nueva España durante el siglo XVII propiciaron el desarrollo de una nueva organización económica y social en la que el papel principal correspondió a las corporaciones: comerciantes, mineros, hacendados, clero secular y funcionarios de la Corona.

Los mineros recibían poca ayuda de la Corona Española, pero a pesar de ello acumularon grandes riquezas. Para financiar sus empresas, con frecuencia se asociaba n con comerciantes y hacendados esto durante el siglo XVII.

Pensamiento liberal y propiamente librecambista será uno de sus principales recursos para pugnar, desde dentro de las colonias, por la apertura comercial contra el control fiscal primero español y posteriormente de Francia mediante los controles de los Borbones.

Las reformas borbónicas restan poder a las oligarquías de la Nueva España, especialmente a la Iglesia y a comerciantes. En 1760 José Gálvez promueve algunas iniciativas que vienen en perjuicio de la Iglesia como es la cédula de desamortización de bienes que viene a perjudicar las canonjías de ésta como de otras clases oligárquicas. Asimismo, las reformas borbónicas benefician bien a unos como los mineros y los comerciantes, pero perjudican a otros desmantelando las relaciones establecidas durante la administración de los Habsburgo, restándoles poder y canonjías.

Ajofrin nos relata que en el año de 1760, “En este Real de Minas ha sido el más rico y famoso de la América Septentrional. La abundancia de oro y plata que el Omnipotente ha depositado en las entrañas de estas elevadas sierras ha llamado en o tiempo la atención de las más remotas naciones, congregándose a porfía para gozar de sus inmensos tesoros. Al presente no están en la opulencia que en lo antiguo por falta la ley a los metales y por hallarse ya muy profundas y ser crecido el gasto para sacar los metales, a lo que se llega también el precio subido del azogue.”[8]

Continua:” Son muchas las minas que hay en el circuito de esta ciudad, pues toda la serranía tiene ley de plata, y con verdad se puede decir que pos todas partes se va pisando plata y oro. Diré sólo las minas más conocidas y famosas: El Real del Monte de San Nicolás, a distancia de tres leguas por el rumbo del norte, donde hay las siguientes minas: San Lorenzo, La Trinidad y Santa Rosa. Al rumbo del poniente a distancia de una, dos y cuatro leguas, hay las que siguen: La puerta, la Ovejera, La Mora, San Bernabé, El Rosario y la de Mellado.[9]

Con estas reformas aumenta la expoliación de la Nueva España por parte de la Corona española al grado que es la colonia que más aportaba a los erarios reales. La extracción minera es el fundamento clave de las economías Novo hispánicas como de la propia España, su producción es tal que para entonces 2 terceras partes de la plata que circulaba en el mundo provenían de la Nueva España.
Las reformas borbónicas causan un reacomodo de la configuración en la organización social del trabajo y la producción dentro de la sociedad novohispana, reforzando las medidas de sujeción colonial como de expoliación, esta última que recae con mayor fuerza en los criollos y los clérigos. De alguna forma resulta en el reforzamiento del régimen anterior de los Habsburgo. Pero sobre todo, propicia el surgimiento de una economía industrial urbana que engendra en su seno la nueva clase de la burguesía naciente con aspiraciones independentistas como libertarias.

Ubicación de la Mina Dos Estrellas en El Oro, Estado de México. Fuente: Google

DEL MÉXICO INDEPENDIENTE AL AVASALLAMIENTO CAPITALISTA ACTUAL.[10]

El México colonial era un vasto territorio caracterizado por un gobierno estable e idóneo, una economía rica y bien distribuida y una sociedad multirracial que disfrutaba de considerable movilidad social. Empero, a mediados del siglo XIX, la República Mexicana no sólo había perdido más de la mitad de su territorio, sino que sufría también de extrema inestabilidad política, de severa depresión económica y de conflictos tanto raciales como sociales.[11]

México independiente.

El contraste entre la Nueva España y el México republicano fue enorme. Las guerras de la Independencia y el caos que siguió, arruinaron la economía de la nación y destruyeron la legitimidad de sus instituciones. Entre 1821 y 1850, sólo un presidente, Guadalupe Victoria (1824-1828), completó su periodo de gobierno. Su éxito se atribuye más que nada a dos grandes préstamos extranjeros negociados en 1824 y 1825, los que dieron respaldo financiero a su administración.[12]

El miedo y la incertidumbre se hicieron frecuentes. Ex soldados se volvieron bandidos plagando los caminos, obstruyendo el comercio y atemorizando a los pueblos pequeños. Éstas y otras manifestaciones de disolución social contribuyeron a la inestabilidad de México. La situación empeoró cuando el conflicto político degeneró en una guerra civil en 1834. Grandes secciones del país fueron destrozadas cuando federalistas y centralistas, liberales y conservadores lucharon por el control político.

La inestabilidad política del país hizo de México presa fácil para la agresión extranjera. La república enfrentó las invasiones de España, en 1829; Francia, en 1838; Estados Unidos, en 1847, e Inglaterra, España y Francia, en 1861. La desintegración de la nación impulsó a partidarios extranjeros que defendían la superioridad racial -entre ellos Karl Marx- a pensar que "los enérgicos yankees" podrían abatir y reemplazar a los "flojos" y "degenerados" mexicanos quienes eran incapaces de progresar. Alrededor de 1850, muchos mexicanos temían que su nación dejara de existir; el país había perdido más de la mitad de su territorio y la regeneración nacional parecía imposible de obtenerse.[13]

La destrucción de las minas de plata durante las guerras de la Independencia y el caos que le siguió fue, tal vez, el factor más importante de la depresión económica en México. Una rápida rehabilitación del sector minero habría ayudado inmensamente a la recuperación nacional, pero los problemas relacionados con la reapertura de las minas eran insuperables.

Dos factores adicionales afectaban la recuperación de las minas: el aprovisionamiento del mercurio y las finanzas. Las minas de plata de México se respaldaban principalmente en el sistema del patio, o de amalgamación, proceso que separaba la plata de la ganga.

Los ingleses hicieron grandes inversiones en las minas de plata y llegaron a ser frecuentemente los mayores accionistas de las minas mexicanas. Pero el costo de la reconstrucción de las minas de México fue tan grande que los británicos que se arriesgaron en las minas de plata se declararon en quiebra a mediados del siglo XIX. Por consiguiente, los mexicanos se beneficiaron con estas inversiones; cuando la minería logró recuperarse en la década de 1880, los nacionales habían vuelto a ganar el control de la industria.[14]

Esquema del proceso de producción minera a cielo abierto.
Fuente: http//exijamosloimposible.blogspot.mx
El proceso de recuperación nacional requirió más de sesenta años. Desafortunadamente para México, drásticos cambios transformaron el sistema económico mundial durante aquellas décadas. La Revolución Industrial varió el Atlántico norte. En 1800, Estados Unidos era una nación agraria de segunda categoría, mientras que Europa Occidental estaba recién comenzando a industrializarse. Muchos contemporáneos, entre ellos Alejandro von Humboldt, creían no sólo que México podría competir exitosamente por la hegemonía económica, sino que también podría surgir como el coloso del continente americano. Pero ya nadie tenía tales ilusiones en 1880: Estados Unidos empezaba a destacarse como un poder industrial; las corporaciones industriales y las instituciones financieras de Europa Occidental habían alcanzado tal fuerza y tamaño, que las nacientes empresas mexicanas no podían competir con ellas. Después de 1876 los líderes del recientemente unificado México decidieron, por lo tanto, cambiar la independencia económica por ayuda externa para el desarrollo industrial y financiero. Aunque este paso condujo a una rápida modernización e industrialización, puso el control del desarrollo mexicano en manos extranjeras. La violenta Revolución de 1910 rechazó este convenio. Desde 1910, los gobiernos mexicanos han sopesado el deseo de poseer una soberanía económica nacional con la necesidad de capital y tecnología extranjeros. Sólo se puede especular cómo México se habría desarrollado sin la crisis del siglo XIX.[15]

Para empeorar el ambiente, las condiciones de trabajo de los peones, obreros y empleados de las empresas que operaban en el país no estaban reguladas por ningún régimen reglamentado ni de jornada de trabajo, ni de salario, ni de edad, ni de etcétera; las aportaciones de las ganancias o de los materiales extraídos por los extranjeros no dejaban gran cosa en la hacienda mexicana por lo que la pobreza en el país estaba generalizada. Las clases acomodadas eran la alta burocracia, los empresarios, los terratenientes y los altos comerciantes, por no mencionar a los banqueros.

La Restauración de la República y el Periodo Porfirista.


Durante este lapso, la República por fin pudo establecerse en un periodo de paz, forzada, pero paz al fin. Por fin, esta paz pudo atraer capitales para invertir en el país, sin embargo, la situación fue distinta desde las que existían a nivel mundial en los albores de la vida independiente de los existentes en el final del siglo XIX, con un capitalismo avanzado en industrialización y recursos económicos que, durante ese periodo, la República Mexicana se quedó a la zaga, sin desarrollo no podía competir con los países capitalistas desarrollados, por lo que la inversión recibida del capital extranjero fue hacia los recursos naturales: la minería primero y los hidrocarburos después.

Mineros en la época colonial y siglo XIX.
Fuente: Revista Proceso, 2 de junio de 2012,
quentinreporter.wordpress.com
La Mina de Dos Estrellas.

Redescubierta en 1899, se produce una enorme bonanza con la tecnología Franco-Inglesa y el uso de la energía eléctrica, telégrafo y teléfono, fue primera productora de oro en el mundo en los años de 1908 a 1913. Actualmente funciona como lugar turístico. Cuenta uno de los pocos museos mineros de sitio que existen en nuestro país. A principios del siglo XX se abrió la mina dos estrellas, sinónimo de tecnología, y que llegó a ser la principal mina de oro y plata del país. Sus años  más productivos fueron de 1905 a 1913. En ese tiempo trabajaron en ese sitio cinco mil empleados y la producción alcanzó los 45 mil kilos de oro y 40 mil de plata. Con la Revolución decayó la producción minera.
Cerraron casi todas las minas del país, pero “Las Dos Estrellas” siguió trabajando, aunque a nuestro país le quedó muy poco beneficio de la actividad de esa mina ya que la mayor parte del oro salió hacia Inglaterra. Un “error técnico” de la mina Las Dos Estrellas fue causante de una gran tragedia en 1937, en la cual un desplome de loma sepultó a la tercera parte del pueblo de Tlalpujahua. Trescientas personas murieron ese día.

Panfleto de la mina Las Dos Estrellas de El Oro
Estado de México. Cortesía Museo minero de El Oro.
La comunidad de Tlalpujahua, un pueblo de estilo colonial a 160 kilómetros de la capital de México, bien puede ser símbolo de la grandeza ilusoria y los daños reales de la minería en este país. Entre 1905 y 1913 fue una de las mayores productoras de oro del mundo, y en 1959 fue liquidada por el gobierno por su escasa rentabilidad. En un lapso de ocho años, de ese yacimiento que fue propiedad del belga François Joseph Fournier, se extrajeron 45.000 kilogramos de oro y 400,000 kilogramos de plata mediante las más modernas técnicas de la época.
Un siglo después del cenit de esta localidad de 8.000 habitantes, la minería de socavón, pero sobre todo la practicada a cielo abierto son objeto de una fuerte polémica, por los magros beneficios que dejan a las comunidades e incluso a los estados, que en cambio deben lidiar con su legado de contaminación. Organizaciones no gubernamentales de diferentes lugares del mundo establecieron que el 22 de julio se conmemore el Día Internacional contra la Minería a Cielo Abierto.[16]

 Lo que se está perdiendo

Resulta que en una de esas incursiones en esta vorágine de información, me topé con el artículo “Una iniciativa ecológica contra la industria minera en Chihuahua (1732)” del señor Bernd Hausberger y en el cual nos comparte los hallazgos que encontró al respecto, ni más ni menos que la demanda de un pueblo minero de Chihuahua ante las autoridades, donde reclamaban el cambio de lugar de un sitio de beneficio de plata que estaba causando estragos entre los pobladores de la localidad.[17]

La voracidad desmedida del Capitalismo Global, con que el gobierno mexicano generosamente permite que saqueen nuestros recursos minerales sin ningún tipo de restricción, que destruye nuestro territorio nacional sin ningún costo para ellos y se lleva toda la riqueza que extraen. No sólo no contribuyen al país con ningún tipo de beneficio económico, sino que, al parecer, el gobierno mexicano les paga, con reembolsos de quien sabe que,  para que puedan llevarse todo a cambio de nada.

Ambientalmente, destruye la capa biótica del suelo donde se ubica la mina. Arrasan la tierra cultivable, alejan la producción ganadera, desaparecen los bosques, ríos y lagos; al tratar el mineral con químicos los desechos se depositan en cualquier lado junto a la mina, estos por los químicos que contienen, contaminan el agua, la tierra y el aire en las cercanías de la mina y más allá cuando las aguas y vientos contaminados se desplazan fuera de la zona. Lo anterior produce enfermedades a mediano y largo plazo en las poblaciones locales y circunvecinas, con los problemas de salud pública que, en breve plazo, causará a las personas.

Esquema de las consecuencias de la minería a cielo abierto.
Fuente: http:bloglemu.blogspot.mx/2011/12

Socialmente, desarticula poblaciones enteras al no participarles de los beneficios ni con empleos, ni con consumo de bienes y servicios, y permitir el despoblamiento de los lugares que invaden. En un futuro muy próximo generarán violencia y crimen organizado como única solución para obtener un recurso de subsistencia ante la apatía institucional del Estado.

Culturalmente, al destruir los monumentos arqueológicos, históricos y artísticos, poblaciones típicas, caminos y todo tipo de elementos con los que las comunidades se identifican y arraigan a su tierra.
Políticamente, la sociedad en general pierde credibilidad en las instituciones, las que de ninguna manera consideran a las poblaciones donde se ubican las minas que concesionan. Generarán incertidumbre y ante la falta de autoridad procederán a defender su tierra a ultranza, con las consecuencias que ello genere. De ahí que el marco de la ley debe acudir en ayuda de esas comunidades que hoy sufren el abuso, consentido por el gobierno, de la voracidad de las mineras extranjeras.[18]

Mina Abierta en Dolores, Chihuahua. Fuente: http://www.conflictosmineros.net/component/cianuro/

Bibliografía

1 Sahagún, Bernardino de Fray, 1499-1590, Florentino códex: general history of the things of tjhe New Sapain, Santa Fe, New México. The School of American Research,The University of Monographs of the School of American Resaearch; No. 14, Pt. 4.
2 Vollemaere, Antoon Leon, 1929-Codex Mendoza: topogliefen, Mechelen, Belgium. Vlaams Instituut voor Amerikanistiek.
3 Mohar Betancourt, Luz María, Tributo mexica en el siglo XVI: análisis de dos fuentes pictográficas, México. CIESAS.
4 Díaz del Castillo, Bernal. Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España. Ed.  Del, Valle, México, S. A. de C. V.  2004
5 López de Gómara, Francisco, 1511-1564, Historia general de las Indias, Espasa-Calpe, Bilbao; Madrid, Barcelona.
6 Cortes, Hernán, 1485-1547, Cartas de relación de la conquista de Méjico, Espasa-Calpe, Bilbao, Madrid, Barcelona.
7 Islas Jiménez, Celia. El Real de Tlapujahua, Aspectos de la minería novohispana. INAH. 2008.
8 Ajofrin de Francisco. Diario del viaje que hizo a la América en el siglo XVIII el P. Fray Francisco de Ajofrin, vol. Instituto Cultural Hispano Mexicano., México. D. F., 1964.
9 Ibídem. Ajofrin Francisco de,  1964.
10 Versión más detallada, consúltese a Rodríguez, Jaime. La crisis de México en el siglo XIX. En: Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México. Álvaro Matute, Editor. UNAM, IIH, V. 10, p. 85-107. México, 1986.
11 Rodríguez, Jaime y Collin M. Mac Lachland. The Forging of the cosmic race: a reinterpretation of colonial México. Berkeley, 1980.
12 Ward, Henry G. México in 1827. 2ª. Ed., 2V. Londres, 1829 V. I, p. 383.
13 Op. Cit. P. 398-400.
14 Newton R. Gilmore. British mining ventures in early national México. Berkeley, Universidad de California. Tesis Doctoral, 1956. Y Robert W. Randall. Real de Monte: a British mining venture in México. Austin, 1972.
15 Alejandro Von Humbolt. Ensayo Político sobre el reino de la Nueva España. Porrúa, col. Sepan Cuantos. México, 1972.
16 www.tlalpujahua.com/verminadosestrellas.html.
17 Vestigios ecologistas en México (1732), en: juanagallo1910.wordpress.com/2010/10, octubre 9, 2012.
18 Saqueo Minero en México. Paelo Moctezuma, editor. México Teixitliani, no. 313, vol. VIII. México, 2012. Véase también: Uribe Salas, José Alfredo. Historia económica y social, en Signos Históricos. No. 27, Enero-junio. P. 140-147. UAM Ixtapalapa. México, 2012. Además: México, paraíso fiscal para compañías mineras canadienses, revela análisis. Columna: Privilegios sin razón. Por: Enrique Méndez y Roberto Garduño, en La Jornada, jueves 17 de octubre, p. 13, 2013.




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