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* Primer acto oficial de un Gobierno municipal en Tlalnepantla para recordar el Movimiento Estudiantil de 1968 y la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de octubre de ese año 
 
En un acto solemne que encabezó el presidente municipal Raciel Pérez Cruz, el cual contempló el izamiento de la bandera a media asta y un minuto de silencio, Max Correa Hernández advirtió que “este es un acto de desagravio a lo que fue un régimen que se expresó violentamente al disparar en la plaza de las Tres Culturas". CSM.

Red-Accion | Tlalnepantla, Méx., miércoles 2 de octubre de 2019

En lo que fue el primer acto oficial de un Gobierno municipal en Tlalnepantla para recordar el Movimiento Estudiantil de 1968 y la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de octubre de ese año, el diputado Max Correa Hernández afirmó que todas las libertades que hoy tenemos se las debemos en cierto modo a esa generación de hombres y mujeres.

“Después del 68 muchas familias platicaban los hechos trágicos para que no los olvidáramos, para que estuvieran presentes en nuestra memoria, al igual que la Guerra Sucia que desató el entonces Gobierno en nuestro México; no podíamos gozar de las libertades que hoy gozamos como la participación política de realizar un evento abierto, de hacer reuniones entre ciudadanos”.

Max Correa recordó que en 1968 su abuelo, Máximo Correa Camargo, integrante del Partido Comunista, era uno de los presos políticos del Movimiento Ferrocarrilero que se encontraban en la cárcel de Lecumberri, mientras que su padre, Tomás Correa Ayala, fue activo participante del Movimiento Estudiantil del 68. CSM.

Tras señalar que la mañana de este miércoles, a iniciativa del Grupo Parlamentario de Morena, se inscribió en letras doradas en el muro de honor del Congreso del Estado de México “El Movimiento Estudiantil de 1968”, se congratuló que “en nuestra Ciudad Tlalnepantla soplan aires de libertad, y hay que ejercer esa libertad con responsabilidad, no hay que borrar de nuestra memoria a esos jóvenes y adultos que murieron en Tlatelolco para que nunca más se vuelva a repetir un acto trágico totalitario y autoritarismo de represión”.

En un acto solemne que encabezó el presidente municipal Raciel Pérez Cruz, y el cual contempló el izamiento de la bandera a media asta y un minuto de silencio, Correa Hernández advirtió que “este es un acto de desagravio a lo que fue un régimen que se expresó violentamente al disparar en la plaza de las Tres Culturas, reprimiendo a una generación de jóvenes que solo querían libertad y democracia”.

Recordó que en 1968 su abuelo, Máximo Correa Camargo, integrante del Partido Comunista, era uno de los presos políticos del Movimiento Ferrocarrilero que se encontraban en la cárcel de Lecumberri, mientras que su padre, Tomas Correa Ayala, fue activo participante del Movimiento Estudiantil del 68.

Por su parte, el profesor del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Oriente, Ismael Antonio Colmenares Maguregui, quien participó activamente en el movimiento estudiantil, resaltó que en ese entonces los jóvenes no podían salir a la calle con libertad, ya que en cualquier momento podría salir un granadero para agredirlos, por lo que los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional se unieron para exigir sus derechos; posteriormente se adhirió la Universidad Chapingo y algunas escuelas particulares, para formar el Consejo Nacional de Huelga, con 140 integrantes.

CSM.
Explicó a ciudadanos y alumnos de secundaria que asistieron al evento, que los estudiantes buscaban que fueran eliminados los artículos 145 y 145 Bis del Código Penal Federal, que se referían al delito de disolución social y servía para acusar a los estudiantes que se reunieran en un número mayor de cinco personas, de conspirar contra el gobierno; además pedían la liberación de los presos políticos, entre otras demandas.

“El entonces presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, manifestó que los estudiantes eran “estridentes y escandalosos, por lo que más de 300 mil personas realizaron la marcha del silencio, nadie habló, sólo llevábamos nuestras pancartas con las demandas, y ellos sintieron que estábamos cambiando al país”.

Finalmente apuntó que “el 18 de septiembre el gobierno dijo que habría un diálogo con los estudiantes, nos mandaron a los militares, hubo más presos políticos, y el 2 de octubre hubo una manifestación pacífica, familias acompañaron a sus hijos, y las 6:14 de la tarde, una luz de bengala cruzó el cielo y empezó a caer el plomo por todos lados, creando un círculo para que nadie pudiera salir del lugar, ahí estuvo el crimen; murieron más de 300 personas, el gobierno usó al ejército para acabar con este movimiento”.

Ra.

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