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"Corría 1985, se hacían prácticas para la apertura del diario Nuevo Día del empresario Pablo Bernal Ballesteros; por un lado, personal para rotativa, capturistas, formadores, por otro reporteros gráficos y reporteros redactores, bajo la..."


 OPINIÓN

Foto Vía Libre.

D E S L I N D E

v Alberto Witvrun

Diariovialibre.com.mx, (9 julio, 2025).- Corría 1985, se hacían prácticas para la apertura del diario Nuevo Día del empresario Pablo Bernal Ballesteros; por un lado, personal para rotativa, capturistas, formadores, por otro reporteros gráficos y reporteros redactores, bajo la dirección de José Rodríguez Picazo y Darío Rodríguez Esquivel.

Ahí nos conocimos Jorge Martínez López, Marco Miguel Lara Klar y este reportero, amistad espontánea, vocación y compromiso social nos identificó, pronto Marco buscó alternativas, nosotros permanecimos, en la redacción éramos vecinos de escritorio, comentábamos nuestras notas, trabajamos su estructura.

Jorge cubría policía y Tulancingo, pero teníamos información delicada sobre la Huasteca y Sierra Gorda y Valle del Mezquital a veces él, a veces yo, pasábamos notas “prohibidas” que se publicaban para sorpresa de muchos, porque era lo que ocultaba el gobierno y censuraban los medios, al grado que un Ministerio Público Militar, solicitó reunirse conmigo.

Acepté con el acompañamiento de Jorge y de Alfredo Rivera Flores, la reunión tuvo lugar en El Espacio Cultural, querían saber porque teníamos contacto con grupos clandestinos; estas experiencias y la tutoría sobre ambos de Anselmo Estrada Alburquerque fortaleció la relación y la convirtió en algo más que amistad.

En septiembre de 1985 cubrimos la desaparición de poderes en Tulancingo, cuando los porros quemaron la presidencia municipal y destrozaron la sede regional de justicia; logramos coberturas del 14 de Mayo en la Huasteca; años después coincidimos en Express Político y realizamos los primeros noticieros de la XNQ Radio Tulancingo.

A lo profesional se sumó lo personal, historias, anécdotas, los nacimientos de sus hijas Indra y Leilani y de mi hijo Pablo, las reuniones en su departamento de El Chacón o aquel festejo cumpleañero en Tulancingo sentados en una zanja tomando ron Don Q con agua de lluvia y tantas otras cosas.

Y si bien hubo distanciamiento, el rencuentro tras la partida de Chemo Estrada, fue agradable porque los afectos no cambiaron, me alegró su crecimiento profesional, buena persona, reportero con rigor periodístico, solidario, formador de nuevas generaciones, por eso el fin de su ciclo vital, altera y duele. ©

ra

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