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La tipificación de esta conducta, hasta ahora ausente en el marco jurídico estatal, pretende desincentivar una práctica arraigada en las corporaciones de seguridad y procuración de justicia: OMV

Centro de Readaptación Social en el Estado de México, el 20 de octubre de 2014. Foto Archivo.

Red-acciones 
Domingo 14 de septiembre de 2025

En el estado de México más de 30 mil personas inocentes permanecen privadas de su libertad en las 22 prisiones estatales de la entidad debido a que se criminaliza a personas sin pruebas sólidas, muchas veces como resultado de corrupción policial, venganzas personales o cuotas de detenciones impuestas a ministerios públicos. En ese sentido, y de acuerdo con lo informado por el legislador local mexiquense Octavio Martínez Vargas el pasado 8 de septiembre, presentará una iniciativa de reforma al Código Penal del Estado de México con la finalidad de tipificar un nuevo delito: su fabricación, la fabricación de delitos.

La propuesta busca dar un giro histórico al sistema de justicia mexiquense, y su reforma plantea sancionar no sólo a quienes manipulan pruebas o elaboran expedientes falsos, sino también a quienes instruyen o autorizan la fabricación de delitos.

Legislador Octavio Martínez Vargas.

Los "pagadores"

Según datos del Inegi y la Secretaría de Seguridad estatal, son alrededor de 30,000 personas privadas de la libertad (PPL) que se encuentran en sus más de 30 centros carcelarios estatales, toda vez que el estado de México congrega el sistema penitenciario más grande del país.

Sistema que de suyo exhibe una crisis de justicia, medios de información han dado cuenta y entes defensoras y agrupaciones de derechos humanos denunciado, que enfrenta graves acusaciones de injusticias: detenciones arbitrarias, fabricación de delitos (como ya se citó), tortura para obtener confesiones y un uso excesivo de la prisión preventiva oficiosa, que encarcela a personas sin sentencia ni prueba de culpabilidad. Datos recientes, a nivel nacional, apuntan que en México, “el 41% de las PPL no tienen sentencia (52% en el caso de mujeres), por lo que presumiblemente son inocentes por ley”, pero siguen presas mientras se "investiga".

La referencia citada en las primeras líneas, “cuotas de detenciones impuestas a ministerios públicos”, de acuerdo con lo documentado, en el estado de México se agrava “por la presión para cumplir cuotas de detenciones, heredadas de gobiernos anteriores como el de Eruviel Ávila Villegas (2011-2017), donde se incentivaba a fiscales a resolver casos rápidos, incluso con inocentes”, y donde ocupa otro papel central la tortura como, entre otras referencias, lo describe el reportaje de Pié de Página de mayo de 2024, “Tortura y fabricación de delitos, el calvario de ser un preso en el Estado de México”, y de notas que de a poco van dando cuenta: “Cárceles del estado de México, atestadas de inocentes con delitos fabricados: ONG” (La Jornada, marzo 2020). También en este periodo, en junio de 2014, el “Caso Tlatlaya” atrajo los reflectores locales y de medios internacionales por la tergiversación de los hechos (video).

Supervisión, 2014.

Falsos positivos

Informaciones refieren que organizaciones como el “Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero”,”Haz Valer Mi Libertad” y “ASILEGAL (Asistencia Legal por los Derechos Humanos)”, documentan cientos de casos en territorio mexiquense donde sectores pobres y vulnerables son "pagadores" el denominador común, especie de sustitutos de los verdaderos culpables, y para inflar estadísticas de combate al crimen. Similar a lo ocurrido en el periodo de la "guerra contra el narco" entre 2006-2012: a todos los detenidos, inocentes, inculpados, asesinados les llamaron “falsos positivos”.

Informes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos apuntan que un alto porcentaje de las detenciones presentan irregularidades en su debido proceso: detenciones arbitrarias, falta de pruebas científicas, confesiones obtenidas bajo tortura o testigos fabricados, y colectivos como “Presunción de Inocencia” y de Derechos Humanos insisten que el sistema penal en la entidad se ha convertido en un mecanismo de castigo ejemplar sin pruebas suficientes, con víctimas que en su mayoría son jóvenes, mujeres y personas en situación de vulnerabilidad, y casos donde se daña más a pobres, indígenas y mujeres.

La propuesta legislativa

El planteamiento, publica un medio, señala que la reforma se propone en un contexto de alta desconfianza institucional, donde 70 por ciento de los mexiquenses desconfía de la policía y el 63 del sistema judicial, de acuerdo con encuestas del Inegi, sin embargo, de aprobarse, el Edomex sería pionero en legislar contra esta práctica, abriendo la puerta a su aplicación en otros estados.

Básicamente, la iniciativa de Martínez Vargas busca que los responsables de estas prácticas, sean agentes ministeriales, policías investigadores e incluso jueces, puedan ser procesados penalmente por fabricar delitos. La tipificación de esta conducta, hasta ahora ausente en el marco jurídico estatal, pretende desincentivar una práctica arraigada en las corporaciones de seguridad y procuración de justicia. ©

Caso Tlatlaya


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