"Desde luego que este incidente no demerita los logros y avances en materia de procuración de justicia ni exhibe yerros en la misma materia, pero se debe investigar y poner atención por lo fácil que fue para esta persona..."
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| Foto Vía Libre. |
v Alberto
Witvrun
Diariovialibre.com.mx, (25 noviembre, 2025).- Sorprendió a casi
todo el mundo la irrupción en la comparecencia del responsable de la
Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) Francisco
Fernández Hasbun de una mujer que dijo llamarse Dulce Olguín, para reclamar
justicia para su hermano asesinado el 17 de noviembre, la judicialización de un
caso de violencia vicaria y una supuesta manipulación en un proceso de custodia
de una menor.
Nadie sabe como pudo pasar los filtros para visitantes al
Congreso del Estado, subir por elevadores, bajar por escaleras llegar a la sala
de prensa, preguntar a un par de reporteros gráficos “donde era la reunión” e
ingresar a la sesión para arrebatar el micrófono y hacer sus reclamos, tuteando
a Fernández Hasbun y acusando que el cargo lo debe desempeñar un hidalguense.
Nadie le puede quietar su derecho a exigir justicia, pero
indagando, se conoce que existe una orden de aprehensión contra el presunto
homicida con fecha 19 de noviembre, es decir dos días después de cometido el delito
y en el caso de la custodia de su hija, es un caso resuelto en el DIFH y en un
juicio civil en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Hidalgo (TSJEH),
que no es de la competencia de la PGJEH.
Desde luego que este incidente no demerita los logros y
avances en materia de procuración de justicia ni exhibe yerros en la misma
materia, pero se debe investigar y poner atención por lo fácil que fue para
esta persona llegar a la sala de sesiones, tomar el micrófono sin que nadie
interviniera, porque evidencia fallas en la seguridad del Congreso local y en la
personal de Fernández Hasbun.
Por cómo se sucedieron las cosas, no puede descartarse la
posibilidad de un trasfondo político por aquello de que el encargo debe ser
para un hidalguenses. ©
ra

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