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* La naturaleza ha sido extremadamente generosa en esta zona, sigue faltando que la política haga su parte en esta ancestral tierra maya


La ría Celestún tiene altos y diversos contenidos salinos, y por consecuencia los crustáceos y moluscos con los que se alimenta el flamenco rosado, en la gráfica
Francisco Gómez

Jueves 1 de enero de 2015

Celestún, Yuc.- Con más de 81 mil hectáreas, la Reserva de la Biosfera Ría Celestún es una zona natural protegida a partir del año 2000, sitio donde habita permanentemente el Flamenco rosado, entre cientos de especies más, cuya cantidad aumenta en la temporada invernal con la llegada de otras aves procedentes del extremo norte de América, como el Pato calvo, Cercetas azules y el Pato cucharón entre otras, quienes se alimentan, reproducen e hibernan en la península yucateca.

Recorremos el estero Ría La Esperanza (se denomina ría, en femenino, por el conjunto de agua salada y dulce), que casi inmediatamente al iniciar sus 22 kilómetros, nos muestra ahora muy pocos ejemplares del bello Flamenco rosado, quienes entretenidamente buscan alimento a una profundidad de tan solo unos 40 centímetros.

La ría Celestún tiene altos y diversos contenidos salinos, y por consecuencia los crustáceos y moluscos con los que se alimenta el flamenco rosado, son quienes le transmiten esa variada coloración rosada; las elegantes aves son fácilmente impresionables por lo que el turista solo puede observarlas desde su bote a distancias no menores a unos 100 metros.

En la temporada invernal con la llegada de otras aves procedentes del extremo norte de América, como el Pato calvo, Cercetas azules y el Pato cucharón entre otras
Cuenta el guía Chuy, que este año hubo demasiada lluvia en la zona peninsular yucateca, situación que ocasiona el aumento de agua en las lagunas, por lo que los flamencos de forma natural buscan espacios más bajos para habitar, e incluso reproducir el único huevo anual que ponen, cuidado afanosamente por la madre, y que al nacer el pollo, es alimentado con una especie de leche, naturalmente de color rojiza.

Caminar unos minutos por el estero fue lo que hicieron unos animados
germanos sin dudar, no sin antes preguntar ellos mismos
cuales eran las reglas a seguir
Ubicada a unos 90 kilómetros de la ciudad de Mérida, el acceso a la Reserva de la Biosfera Ría Celestún se realiza, desde esta zona, pagando personalmente 210 pesos (incluidos 28 pesos del brazalete federal), con lo que se accede a un bote motorizado colectivo, para realizar una travesía de 90 minutos, donde hay que ponerse aguzado para poder observar las distintas aves, los nidos gigantes de termitas, los hermosos mangles con aguas transparentes de color rojo, y hasta el nacimiento de agua dulce en pleno manglar.

Viajamos con un grupo de ciudadanos alemanes, quienes preguntan por los lagartos, obteniendo por respuesta que dicha especie se deja ver muy poco durante el día, a menos que haya sol y hoy no es el caso, pero que también se realizan recorridos turísticos nocturnos. Los usuarios de pequeño bote son invitados a bajar y caminar unos minutos por el estero, por lo que los animados germanos no dudan un instante en hacerlo, no sin antes preguntar ellos mismos cuales son las reglas a seguir.

¿Cómo llegar a la Reserva de la Biosfera Ría Celestún?

Los flamencos de forma natural buscan
 espacios más bajos para habitar
 y también buscan alimento a una
 profundidad de tan sólo unos
 40 centímetros
Partiendo de Mérida (podrás observar aún muchas chozas tradicionales mayas), pasarás los pueblos de Kinchil, Hunucmá y Tetiz antes de llegar a Celestún; se puede viajar en transporte público, y bajar un kilómetro antes si se quiere ir directamente al acceso turístico, aunque es importante conocer la cabecera municipal de Celestún, donde paradójicamente es fácil percibir el atraso social prevaleciente en la zona, digamos miseria, enmarcada con excesivos anuncios en prensa escrita, electrónica y radiofónica por parte de funcionarios públicos haciendo proselitismo personal, a propósito de sus “logros”, pero pretextando parabienes decembrinos, anuncios donde sobresalen escandalosamente el propio gobernador, y le sigue un tal Cesar Escobedo May, director estatal de Vivienda. Tiene uno la sensación de que esa publicidad mejor podría estar encaminada a realizar una intensa campaña concientizadora para evitar ver tantísima basura en calles y carreteras de esta entidad.

La naturaleza ha sido extremadamente generosa en esta zona, sigue faltando que la política haga su parte en esta ancestral tierra maya.

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