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Resulta harto acucioso conocer que están haciendo la federación y los gobiernos estatales con los dineros públicos, su aplicación y en todo caso, saber de su correcto uso que, como es del dominio público, las más de las veces se carece de la debida información por la recurrente opacidad con que dichas instancias suelen manejarse y por lo tanto transparentar los recursos que deberían ser del dominio público. Así, surge una premisa fundamental: no es tan importante lo que informan, sino lo que no dicen, lo que callan, o lo que trasladan al siguiente trienio o sexenio. 
Pasamos de esta breve introducción a los trabajos de Francisco Gómez, un periodista fotógrafo, de los cuales hoy nos adelanta en red-acción un reportaje sobre Puerto Progreso, en el estado de Yucatán.



Francisco Gómez | sábado 24 de enero de 2015

Ciudad de México. 10 de enero 2015. “Si no hay obras, no hay sobras”, refrancito de original y auténtico cuño priísta, plenamente soportado por el actual gobierno que encabeza El Pequeño Nieto (EPN). En razón de ello estos días nos damos a la tarea de elaborar un sencillo pero puntual listado de las obras públicas más representativas del actual gobierno federal, obras que como todo mundo sabe, dejarán fabulosas cantidades de dinero a los “socios” de adentro y de fuera, y que como siempre sucede en México, en años posteriores muchos de los actuales políticos gobernantes serán oficialmente o no, accionistas o de plano dueños de las concesiones derivadas de obras públicas, cosa que ha venido sucediendo los últimos 30 años.

Parto del hecho de que hasta ahora las grandes empresas de comunicación mexicanas, incluso las más objetivas, nos están debiendo a la sociedad ese resumen, cuyas cifras económicas inimaginables, nos pueden permitir a todos con relativa facilidad comprender porque la oligarquía mexicana hace lo que hace, como lo hace y porque no dudará en llevarlo a la práctica hasta sus últimas consecuencias.

Es preciso decir que aún con la sencilla metodología que estamos usando en este necesario ejercicio voluntario, salta a la vista, siempre ha sido así, cómo deliberadamente se esconde y manipula la información, y cómo cínicamente un año, por ejemplo 2013, los gobiernos federal o locales, anuncian una obra que costará determinada cantidad de dinero; meses después, puede ser hasta un año, la misma obra se vuelve a anunciar, sólo que con elevados aumentos de cientos de millones de pesos.

Pero los incrementos de precio de cualquier obra pública no para en esa etapa, sino que ya cuando físicamente inicia una obra, regularmente los gobiernos le dan otro fabuloso aumento al presupuesto inicial. Es paradójico, pero esta negra práctica seguramente se multiplicará en estos tiempos, cuando los precios internacionales del petróleo mexicano están literalmente enterrados, por lo que es previsible que la mafia gobernante use el pretexto perfecto de la crisis para saquear desenfrenadamente una vez más al país.
Paralelamente estamos volviendo a escuchar la vieja canción de la inflación, el despido de miles de trabajadores, el encarecimiento de todo…, según nos informa Agustín Carstens, el tecno burócrata encargado de cuidar el peso mexicano (pero incapaz de cuidar su propio peso), o sea: la eterna caída del peso mexicano frente al dólar estadounidense.

Conste, no estoy mencionado ahora el saqueo que derive de las reformas energéticas y de telecomunicaciones. Esos son otros filones de oro, a mediano y largo plazo.

De lo anterior se puede concluir algo muy sencillo: es mentira que el gobierno mexicano no planee a mediano o largo plazo, claro que sí lo hace, sólo que para beneficio de una pequeña camarilla de apátridas, nunca en beneficio de la patria.

Volviendo a la información básica para elaborar nuestra lista de las grandes “obras públicas” con las que El Pequeño Nieto y sus secuaces implementan una buena parte del saqueo nacional, no deja de ser interesante que cuando nos remitimos a la información disponible en los portales, tanto oficiales como periodísticos, es cuando las cifras comienzan a bailar siempre en plano ascendente, y es justamente esa impune costumbre, la que nos obliga a realizar la búsqueda arriba señalada, que debe ser seria, pero sencilla y práctica, pues es notorio con facilidad que unas son las grandes obras federales, muy conocidas en el imaginario público, y otras las que se realizan en provincia, que no son pocas.

La intención es entonces lograr juntar y sumar el valor monetario de todos esos proyectos, y así darnos una mejor idea del fabuloso negociazo planeado con toda seriedad por los gerentes del Partido Revolucionario Institucional, PRI, quienes formalmente no detentaron el poder entre 2000 y 2012, lapso en el que sus cínicos caporales azules se dedicaron a fingir, engañar, y por supuesto también a saquear a la patria.
Por eso amigos, como dicen que para muestra basta un botón, a partir de hoy les presentaré una batería de ojales con todo y sus botones, una serie de breves historias que cabecearé y numeraré precisamente como: México. “Si no hay obras, no hay sobras” I, II, II… y así sucesivamente.

Aclaro que de alguna forma ya he iniciado ese sencillo esfuerzo de reclamos con los textos del Guerrero Chimalli, y el Jardín de San Cristóbal Ecatepec (próximo a publicarse en este espacio), ambas “obras” situadas en los municipios mexiquenses (gobernados por el PRI), de Chimalhuacán y Ecatepec, respectivamente.

Reiniciaré con una historia en Puerto Progreso, Yucatán.

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