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* En 2001 recibió el reconocimiento Roque Dalton y en el 2002, quizá el reconocimiento que más lo conmovió: el Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNP, promovido por el escritor Gabriel García Márquez, en la modalidad de homenaje
* Siempre lejos de los reflectores, renuente a las entrevistas, fiel a su estilo de vida, sus funerales serán privados


Julio Scherer García, el periodista y escritor mexicano murió esta madrugada a los 88 años de edad, confirmó
 la revista Proceso, de la cual fue fundador; falleció a las 4:30 horas de este miércoles, tras sufrir un choque
séptico. Foto: Tomada de Animal Político
Fuente: Proceso | Alejandro Caballero

Redacción | Miércoles 7 de enero de 2015

MÉXICO, D.F. Esta madrugada, alrededor de las 4:30 horas falleció el periodista Julio Scherer García.

El fundador de Proceso, murió de un choque séptico. Llevaba poco más de dos años enfermo, principalmente de problemas gastrointestinales. En abril, cumpliría 89 años.

El 17 de octubre pasado hizo lo que sería su última visita a la redacción que tanto amó.

Al despedirse, a las puertas de las oficinas del semanario que fue su vida durante sus últimos 38 años, dijo a este reportero, los ojos húmedos, que Proceso había costado muchos sacrificios y trabajo y se despidió intentando una sonrisa.

Prometió, un hilo su voz, que regresaría para el aniversario 38 del semanario. Ya no pudo.

Siempre lejos de los reflectores, renuente a las entrevistas, fiel a su estilo de vida, sus funerales serán privados.

Al inicio de la década de los cuarenta del siglo pasado, antes de cumplir los 18 años, Scherer García ingresó al diario Excélsior. Tuvo una carrera fulgurante. Inició como mandadero de la redacción y unos días antes de cumplir los 22 años ya publicaba en el vespertino Últimas Noticias y un año después en Excélsior, en cuyas páginas se pueden encontrar notas, entrevistas y reportajes bajo su firma, de septiembre de 1949 a abril de 1976.

Julio Scherer asumió la dirección del entonces el diario más importante del país, a los 42 años, el primero de septiembre de 1968. Desde esa posición, acabó confrontado con los presidentes Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría (1970-1976).

En 2002, Scherer recibió el Premio Nuevo Periodismo, promovido por el escritor Gabriel García Márquez y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, en la categoría de homenaje. Foto: Tomada de Reforma
A su salida de Excélsior, el 6 de junio de 1976, luego de una maniobra orquestada desde la presidencia de Echeverría, junto con decenas de compañeros de aquel diario fundó el semanario Proceso, cuyo primer número apareció el 6 de noviembre de 1976.

Scherer García, quien asumió la dirección de Proceso a los 50 años, nunca dejó la actividad reporteril. El 7 de diciembre de 2014, un mes antes de su muerte, de 88 años, publicó su último texto a propósito del fallecimiento del también periodista y escritor, su amigo, Vicente Leñero.

Considerado el mejor periodista mexicano de la segunda mitad del siglo pasado y de lo que va del actual, Scherer García estudió la carrera de derecho y de filosofía en la UNAM, pero pronto acabó por dirigir todos sus esfuerzos a lo que sería su máxima pasión: el periodismo.

No hubo tema que no tocara: pobreza, menores de edad, desastres, tragedias, conflictos estudiantiles, protestas laborales, religión, grilla política, asuntos internacionales, pintura, literatura y las artes en general, aunque el de la corrupción gubernamental aparece como una constante.

Bajo su dirección, Proceso publicó portadas memorables como aquella titulada El hermano incómodo, del 19 de noviembre de 1994, acompañada de una foto del recientemente exonerado Raúl Salinas de Gortari.

O esa de La casa de Durazo en el Ajusco en julio de 1983, sobre las corruptelas del que fuera jefe de la policía capitalina en el sexenio de José López Portillo, junto a otro reportaje sobre El Partenón, una narco mansión construida para ese siniestro personaje en Zihuatanejo, Guerrero.

Recordada también es la portada de enero de 1983 con el título El refugio de López Portillo en Acapulco, cuyo reportaje en interiores se destacó curiosamente con la cabeza: Una casita blanca de 2 millones de dólares en Puerto Marqués.

El 8 de enero de 1994, el país en un hilo por la declaración de guerra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en la redacción de Proceso se recibió una invitación del EZLN dirigida a Scherer García para que este, junto con la Premio Nobel, Rigoberta Menchú y el obispo Samuel Ruíz, fungieran como intermediarios ante la eventualidad de un diálogo con el gobierno.

La respuesta del entonces director de Proceso lo pintó de cuerpo entero:

“Agradezco la inclusión de mi nombre al lado del obispo Samuel Ruiz y de la señora Rigoberta Menchú. Sin embargo, mi condición de periodista me obliga a la imparcialidad, difícil de sostener en la doble condición de mediador y cronista de los acontecimientos que vivimos. Debo, pues, cumplir exclusivamente con las reglas de mi profesión”.

Julio Scherer García escribió un total de 22 libros entre 1965 y 2013. Después del primero, titulado Siqueiros: La Piel y la entraña (1965) (FCE 2003), debieron pasar 19 años para publicar el segundo, el inolvidable Los Presidentes (Grijalbo 1986).

El director fundador de Proceso y hasta su muerte, presidente del Consejo de Administración de CISA, la empresa que edita el semanario, se ocupó en sus libros de expresidentes, de la matanza de Tlatelolco, de las cárceles, de sus más renombrados presos, de los presidentes de Chile, Salvador Allende y Augusto Pinochet, y de temas como el de los secuestros y la delincuencia de menores de edad, así como en un par de ellos, a su vida, su única, de periodista.

Después de Los presidentes escribió:

Uno de los mayores atentados contra la libertad de prensa en la
 historia de nuestro país fue el golpe del 8 de julio de 1976 contra el periódico
Excélsior instigado por el expresidente Luis Echeverría que no soportaba las
críticas que se hacían contra su régimen el periódico Excélsior, dirigido por
Julio Scherer que por aquellos días era el mejor periódico en América Latina.
Ello provocó su salida del rotativo y luego apareció el libro Los periodistas,
de Vicente Leñero. Foto: Internet
El poder: historias de familia (Grijalbo 1990); Estos años (Océano 1995); Salinas y su imperio (Océano (1997); Cárceles (Alfaguara 1998); Parte de Guerra, en coautoría con Carlos Monsiváis (Aguilar 1999); Máxima seguridad (Random House Mondadori 2001); Pinochet, vivir matando (Alfaguara 2000 y Nuevo Siglo-Aguilar 2003); Tiempo de saber: Prensa y poder en México, en coautoría con Carlos Monsiváis (Aguilar 2003); Los patriotas. De Tlatelolco a la guerra sucia (Nuevo Siglo Aguilar 2004); El perdón imposible (FCE) (Versión ampliada de Pinochet, vivir matando); El indio que mató al padre Pro (FCE 2005); La pareja (Plaza & Janes (2005); La terca memoria (Grijalbo 2007); La reina del Pacífico (Grijalbo 2008); Allende en llamas (Almadía 2008); Secuestrados (Grijalbo (2009); Historias de muerte y corrupción (Grijalbo (2011); Calderón de cuerpo entero (Grijalbo 2012); Vivir (Grijalbo 2012) y Niños en el crimen (Grijalbo 2013).

Scherer García recibió en 1971 el premio María Moors Cabat y en 1977 fue reconocido como el periodista del año por Atlas Word Press Review de Estados Unidos.

En 1986 se le entregó el premio Manuel Buendía 1986 y dos años después rechazó el Premio Nacional de Periodismo, que en ese entonces entregaba el presidente de la república en turno.

En 2001 recibió el reconocimiento Roque Dalton y en el 2002, quizá el reconocimiento que más lo conmovió: el Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNP, promovido por el escritor Gabriel García Márquez, en la modalidad de homenaje.

Un año después, aceptó el Premio Nacional de Periodismo, cuando su organización y entrega se había ciudadanizado.

Ya el 20 de marzo de 2014 recibió el grado de Doctor Honoris Causa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

Y el 3 de octubre pasado, otorgada por el Proyecto Cultural Revueltas, recibió la medalla John Reed por su trayectoria periodística y sus contribuciones a la libertad de expresión.

AL MARGEN: 

“Así somos y aquí estamos”, de John M. Ackerman

“Así somos y aquí estamos” es un artículo del doctor John M. Ackerman que abordó “el cierre de la página web 1Dmx.org por la empresa GoDaddy.com a petición de los gobiernos de Barack Obama y Enrique Peña Nieto” lo que “constituyó un grave ataque a la libertad de expresión y a la libre circulación de ideas. Fue un acto similar al golpe al periódico Excélsior, orquestado por Luis Echeverría, el 8 de julio de 1976. La restitución de la página después de la difusión internacional del caso no enmienda el agravio. Todos los ciudadanos comprometidos con la democracia tendríamos la obligación de denunciar tal abuso de poder fruto de las ‘buenas relaciones’ entre los gobiernos de México y Estados Unidos”, escribió al inicio de su texto para la revista Proceso publicado el 13 de marzo de 2014. (NdeR).

Lo que a continuación se reproduce, es la parte final del escrito:

"En momentos aciagos como el actual vale la pena aprender de la historia. En 1976 le salió el tiro por la culata a Echeverría con la expulsión de Julio Scherer de Excélsior. En respuesta, Scherer y un grupo de distinguidos periodistas e intelectuales, incluyendo a Rafael Rodríguez Castañeda, Vicente Leñero, Enrique Maza y Miguel Ángel Granados Chapa, fundaron Proceso, una revista que hasta la fecha nos acompaña a los ciudadanos como uno de los pocos bastiones de crítica informada que pone todos los días límites al poder corrupto de la oligarquía empresarial y sus empleados gubernamentales.

"El editorial del primer número de Proceso, publicado el 6 de noviembre de 1976, deja un legado muy valioso. Ahí los editores denunciaron “la inquina política en términos que causaron asombro dentro y fuera de México”, al igual que “la impudicia de la agresión” hacia el periodismo libre, y expresaron su decisión de no permitir que “el silencio cubra por completo a esta nación”. Desde entonces la consigna “Así somos y aquí estamos” ha inspirado la actuación de quienes forman parte de esta digna empresa editorial.

"Hoy la lucha es simultáneamente más difícil y más fácil que hace 37 años. Por un lado, el poder económico y político acumulado por las fuerzas de la reacción es mucho mayor que antes. La velocidad con la cual se aprobó la contrarreforma energética en diciembre pasado, y la íntima alianza entre Washington y Los Pinos, evidenciadas durante la captura de El Chapo Guzmán, lo confirman. Pero, por otro lado, el enorme potencial de las redes facilita la difusión de información “prohibida” y de opiniones incómodas. El reto principal será organizarnos de manera adecuada para aprovechar al máximo las nuevas oportunidades que ofrece el internet tanto al periodismo de investigación como a la disidencia y a la crítica social."






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