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Miércoles 29 de octubre de 2014
Solo 23 meses fueron suficientes para que el Atlacomulco terminará con el Estado Mexicano que ya venía herido después de 12 años de gobiernos de derecha que no fueron capaces de encabezar y comenzar la transición democrática que necesita el país y que quedó solo en una frase de época, de inicio del siglo XXI, pero hacia atrás.

Si la entidad más importante del país por su población e importancia política no ha podido ser gobernada a cabalidad, y se ha convertido en la entidad con más ejecuciones, secuestros y desapariciones de mujeres, feminicidios y todos los delitos catalogados en el código penal presentes en su cotidianeidad, poco se espera que pueda, con la fuerza del Estado, gobernar un país con diversa problemática regional y características propias.

La clase política del país simplemente se reparte las culpas con el mismo protocolo con el que se repartieron el poder de cada una de las regiones, y si alguien falla es señalado, descalificado y sobre todo estigmatizado por la procedencia política con la que llegó al cargo.

Pero lo cierto es que muchos de los que gobiernan entidades y municipios, salieron del partido del sistema, aunque ahora estén en otros, porque lo que hacen lo aprendieron del partido gobernante, aunque ahora sean amarillos, azules, rojos y demás colores de la cromática que quieran.

De manera que si revisamos quienes gobiernan las entidades, diríamos que casi todos son tricolores por su formación y surgimiento, salvo los de la esquina noroeste, pero a veces son peores que estos, como es el caso de Sonora donde los Yaquis son encarcelados por defender sus recursos naturales y las empresas mineras contaminan la zona sin castigo alguno que evite que lo sigan haciendo.

En Puebla tenemos al gobernador bala que criminaliza cualquier tipo de protesta, su origen lo sabemos, pero ahora se autoproclama como el candidato de la derecha a Los Pinos, imagínense si llega lo que viviremos si ahora la democracia y la estabilidad política y social están en riesgo.

En Quintana Roo, el gobernante entiende a la democracia como una forma de hostigar y reprimir a los opositores para que estos no manifiesten ideas contrarias a la de su gobierno. Clona publicaciones donde lo critican para convertirlas en frases de elogio hacia su persona, en tanto quienes aspiran a su cargo, llenan de anuncios las carreteras de la zona turística promocionándose, aun cuando la ley lo prohíbe, porque lo que debe publicitarse son los beneficios para la población no la imagen de los supuestos benefactores, que si hacen algo es simplemente cumplir con la responsabilidad para la que fueron electos.

En Tamaulipas, los grupos criminales fijan la agenda de trabajo de esa entidad, donde recientemente asesinaron a una tuitera que alerta a la población de las actividades delictivas. ¿Y la autoridad, dónde está?

Y podemos revisar una a una las entidades, y en todas encontramos hechos de sangre contra la población en general, contra los estudiantes, líderes sociales, políticos y todos los sectores son agraviados por la delincuencia y por si fuera poco, en ocasiones por la propia autoridad. 

Nadie se salva, dos líderes de la CNOP, del partido del gobierno, en el DF y Nuevo León, agredidos, uno muerto ya. El líder de la CNC en Guerrero, asesinado, al igual que el dirigente del PAN en ese lugar.

Michoacán y Guerrero son un ejemplo claro del México que vivimos y ni David López y sus publicistas pudieron engañar al mundo que ya se dio cuenta de ello, al grado de que la Casa Blanca se pregunta ¿dónde están los recursos que ha recibido el gobierno federal para la seguridad y la justicia en el país?

El Papa ora por nosotros para que ya superemos este clima de violencia e inseguridad donde la fuerza del Estado está ausente, aunque esto de poco sirva.

Según los clásicos, una comunidad conforma un Estado donde se tiene el uso de la fuerza legal para hacer cumplir las leyes, de manera que el Estado de Derecho prevalezca en una Nación, sin caer en autoritarismos. Y el jefe del Estado Mexicano es el presidente de la república que debe asumir acciones de estadista más allá de los colores de su partido y de sus seguidores, a favor del país, respetando en todo momento los derechos ciudadanos.

Quien coordina el Pacto Federal de las entidades federativas, debe asumir su responsabilidad de lo que pasa en México y del Estado fallido que tenemos, ya que los gobiernos son grupos de actores que deben hacer cumplir la fuerza del Estado en la zona de su competencia. El Estado es la institución y los gobiernos son pasajeros en cuanto a sus actores, no importa el color, que respetando las libertades de los mexicanos, deben poner orden para garantizar paz y seguridad.

De manera que lo pasa en México es responsabilidad del Jefe del Estado Mexicano y de quienes lo acompañan en los diversos gobiernos. Pero no es culpando a los de un estado o partido, como se recobrará la credibilidad en las instituciones del Estado. Porque para los mexicanos, todos son culpables: PRI, PAN, PRD, los rémoras del PVEM y PANAL; PT, MC y MORENA, y quienes sigan el mismo camino.

Todos prometen justicia y recobrar la seguridad, pero hasta ahora, nadie ha cumplido y la irritación crece en el país. Los normalistas de Ayotzinapa, simplemente fueron la gota que derramó el vaso.
Iniciamos el siglo XXI para lograr una transición democrática que no llegó y terminamos con el de Atlacomulco con la debacle del Estado.

Pero lo más importante es lo que usted, amigo, amiga del México Real opina.

uliseshj@outlook.com, @legislativo_tv, #legislativotv

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