red-acciones.mx: Crónica

¿Con quién me siento? | Crónicas / Autor: Elios Edmundo Pérez Márquez

<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;">* Por un momento, pensé en sentarme en la misma mesa que mi
cuñado Jorge, pero no. Yoli, su esposa, es tan corriente, que da toques… </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHjW02s4Ea6CK5YqnnOFOFTum1SnCcHqd2GO0KsMdVrKlrN55Y1dS7LoWtuK_W9vxP-pmJiQaTFfrAIc7kY-ABu6_oVSRgcJBKgHnXOFt1AAB9QJ3JAziSP7gdrlw0UVpaqnLm9UAmTSw/s1600/google.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="288" data-original-width="960" height="192" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHjW02s4Ea6CK5YqnnOFOFTum1SnCcHqd2GO0KsMdVrKlrN55Y1dS7LoWtuK_W9vxP-pmJiQaTFfrAIc7kY-ABu6_oVSRgcJBKgHnXOFt1AAB9QJ3JAziSP7gdrlw0UVpaqnLm9UAmTSw/s640/google.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i>Red-Accion | viernes 22
de marzo de 2019</i></div>
<div class="MsoNormal">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><br /></i></div>
<div class="MsoNormal">
Los 15 años de mi sobrina La Güera. Qué bárbaro. Cómo se
pasa el tiempo. Me voy a un lugar común, pero es cierto: parece que fue ayer
cuando, envuelta en su ropón,  la
llevamos a la iglesia y el padre Saúl le echó agua bendita en la pelona, ya
que, en aquel entonces, aún no tenía sus rizos color de trigo, ni esas pestañas
azules y, mucho menos, ese tatuaje en el cuello.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-tab-count: 1;">         </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Antes de que
empezara la fiesta, me fui a dar una vuelta por el salón. Muchas mesas con diez
sillas forradas<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>cada una, un arreglo
floral y una vela adornada al centro, vasos de vidrio, platos de loza,
servilletas de tela; todo el estilo de mi cuñada Teo, a la que no se le
escapaba una pero, de pronto,<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>me asaltó
un temor: Si había llegado solo, ¿con quién me iba a sentar?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">      </span>No me iba a
sentar con mi hermano Julián; no por él, creo que es el más ameno de mis
hermanos, pero Flor, su vieja, es insoportable: detesta a los homosexuales y se
pasa el tiempo hablando horrores de ellos: “que ya están en el gobierno, que
despachan gasolina, que atienden los Mc Donalds y los OXXOS”, y es por eso que,
no deja que mi hermano vaya solo a cargar gasolina; menos, a partir de que se
hicieron las filas por el desabasto. Ahora resulta, según ella, que los Gays,
son los culpables de las enfermedades, del desorden, de la desigualdad, la
falta de combustible, el narcotráfico y la infidelidad. Pinche vieja.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Tampoco me iba a
sentar con mi hermano Mario. Siempre está chingando con que “por qué no dejas
de fumar, por qué no te cortas el pelo, cómprate otro coche, sólo a ti se te
ocurre seguirle yendo al Cruz Azul, deja de usar ese perfume, pareces vieja; el
estado ideal del hombre es el matrimonio,<span style="mso-spacerun: yes;"> 
</span>si no fueras tan mal hablado, ya te hubieras conseguido otra esposa”. Y
su mujer era peor. Una semana en España, y ya arrastraba las “eses”, defendía
las corridas de toros y le iba al Real Madrid.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Por un momento,
pensé en sentarme en la misma mesa que mi cuñado Jorge, pero no. Yoli, su
esposa, es tan corriente, que da toques, tiene una vocecita horrible, siempre
está mascando chicle,<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>habla hasta por
los codos y<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>lleva<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>una vida muy superficial. Se la pasa hablando
de los fitnes y los pilates, los Spa, el Gym. Se gasta el presupuesto familiar
en comprar todas esas porquerías que anuncian en la televisión: el Cell Master,
el Dream Tents, el Cerafil-Fusión o Nicer Dicer, y no sé cuántas otras
chingadera. Si te apendejas tantito, te embarca con unas almohadas Sogñare, que
no le gustaron o unos zapatos de Price Shoes, que no le quedaron.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Mi compadre Ciro.
Tan viejo y traqueteado, ya se le iba la onda. Estaba en los inicios del
Alzheimer y resultaba muy difícil y agotador estar a su lado. Repetía, una y
otra vez, pasajes de su vida, de hace 50 o 60 años. Escucharlo una vez, estaba
bien, pero lo volvía a contar; si nadie le decía nada, se seguía platicando de
lo mismo. Todos le rehuían, y mi comadre Perla, buscaba la manera de dejarlo a
mi lado, para no tener que cuidarlo. No era mala onda, pero uno no está
preparado para tolerar y entender a una persona con ese problema.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Cuando llegaron
mi sobrina Luisa y Óscar, su marido, sentí un gran alivio. Aunque nunca
habíamos convivido en las fiestas y reuniones, ambos eran universitarios,
profesionistas, y tendríamos la oportunidad de conversar y conocernos. Siempre
es grato, encontrar gente preparada<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>y no
estar hablando de puro<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>futbol. Sin
embargo, en el primer intento, apenas en el saludo, cuando me preguntó por mi
hijo, me quedó bien claro que Óscar era más pendejo que cualquiera de mis
hermanos.<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
-¿Ya llegó Gero? -me preguntó.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-No -le dije-, viene en camino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-Oiga -me dijo-, ¿y por qué Gero se dejó el bigote? Qué
onda, ¿no?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-¿El bigote? -pregunté.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-Sí -me respondió, con una seguridad, que hasta me hizo
dudar. Nos enseñaron unas fotos en las que está con bigote.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-¿Seguro? -pregunté-, porque Gero<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>tiene barba, desde hace muchos años…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Nomás se me quedó
mirando, con su cara de pendejo y no supo qué decir, al igual que Luisa, quien
puso la misma cara y me miró como ofendida. Comprendí que, con ellos, no me iba
a sentar y, para colmo de males, Gero, mi hijo, todavía tardaría algunas horas
en llegar. Estaba frito.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Cuando llegó mi
hermana Renata, entré en pánico. Aunque nunca había participado, ni realizado
ninguna acción de Partido, se asumía comunista y se<span style="mso-spacerun: yes;">  </span>había pasado los últimos años denostando a
López Obrador, a través del face book:<span style="mso-spacerun: yes;"> 
</span>“que era un tirano, un intolerante, un dictador, un déspota; que, si
llegaba a la Presidencia, acabaría con el país, aumentaría la corrupción,
cancelaría el aeropuerto de Texcoco y se perderían millones de pesos y miles de
empleos, que se devaluaría el peso y se caerían los mercados”. Todo lo que
escuchaba en la televisión y repetía, sin ton ni son.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
-¿Ya ves? -me dijo. Te lo dije. No hay gasolina, las
estaciones están llenas de gente, y hay filas de varias cuadras.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Al presidente
López Obrador, se le había ocurrido ponerse a combatir a los “huachicoleros” y
frenar el robo de combustibles, justo el día que mi sobrina cumplía sus 15
años; por lo menos, se hubiera esperado un día, para no tener que escuchar los
reproches de mi hermana Renata y de los demás invitados a la fiesta. No me la
iba a acabar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>Para colmo de
males, la fiesta estaba por empezar y, aunque me daban ganas de largarme, le
había prometido a la Güera, que bailaríamos toda la noche, en especial esa de
“a mí volvió loco tu forma de ser”. Así que, hice de tripas de corazón, y me
aguanté las ganas de tomarme un trago, pues tenía que estar en mis cinco
sentidos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">      </span>En eso estaba,
cuando llegó Blanca, una amiga de la familia, acompañada de Héctor, su marido,
otro desconocido, de quién no sabía ni a qué equipo le iba, ni qué religión profesaba;
a la mejor era comunista.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>No obstante, los
saludé con mucha amabilidad y, a Héctor, le invité una cerveza.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
-¿Quieres una cerveza? -le pregunté.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-Lo mismo que tú -me dijo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-No -respondí. Es que yo ya no tomo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-Caray -exclamó-, ¿hasta eso logró ese señor?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-¿Cuál señor? -preguntó Renata.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-López Obrador -respondió Héctor, con claro énfasis.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-¿Qué logró? -preguntó mi hermana.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
-Pues casi nada -respondió Héctor-, pararle los tacos a los que se roban los combustibles, y que Jaime dejara de tomar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;">     </span>No fue necesario
que dijera más. Esbocé una leve sonrisa y me envolvió una gran seguridad,
respiré aliviado y me dije a mí mismo: ¡con este cabrón me siento!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />

¿Con quién me siento? | Crónicas / Autor: Elios Edmundo Pérez Márquez

* Por un momento, pensé en sentarme en la misma mesa que mi cuñado Jorge, pero no. Yoli, su esposa, es tan corriente, que da toques… ...

<i><span style="font-size: large;">EL PANTALÓN, Capítulo 7</span></i><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdCKB1GsAHeOYDVNLghcYfNIYRmKPcB9HXTWq6qAwrSob-S-c8p22DCtaMZ6XKs1yR3mq9bkvwZB-QqwdfM7Pi1Q87BJZaU6Q_FyffwQAGt-QQzqaGb28sGcoGzbjTGqwKpgcsKVyfSGw/s1600/escritores.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="398" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdCKB1GsAHeOYDVNLghcYfNIYRmKPcB9HXTWq6qAwrSob-S-c8p22DCtaMZ6XKs1yR3mq9bkvwZB-QqwdfM7Pi1Q87BJZaU6Q_FyffwQAGt-QQzqaGb28sGcoGzbjTGqwKpgcsKVyfSGw/s640/escritores.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Eraclio Zepeda y Juan de la Cabada. Fotos de SEP/Novedades de Campeche.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div style="text-align: center;">
</div>
<b>Elios Edmundo Pérez Márquez</b><br />
<br />
<i>Domingo 29 de enero de 2017</i><br />
<br />
Buen momento para recordar al gran Eraclio Zepeda (Laco), escritor, actor, comunista, poeta pero, sobre todo, excelente narrador, conversador, platicador.<br />
<br />
      El buen Laco, nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, comentaba que, hace muchos años, en su lejana juventud, allá, en su querido Comitán, un grupo de jóvenes, como él, formaron un grupo cultural y disponían de un espacio, una pequeña casa, en la que, unos a otros, antes de exponerlas al público, elaboraban sus obras, sus textos, cuentos, novelas poemas y todas las expresiones culturales que interesaban a los jóvenes de esa generación.<br />
<br />
     Tiempo después, a las manos de esos jóvenes, llegó el disco “Las Cuatro Estaciones”, de Vivaldi, un invaluable tesoro para ese grupo de muchachos, deseosos de conocer y aprender; así que, ni tardos ni perezosos, como pudieron, adquirieron un tocadiscos de esa época, para escuchar la obra cumbre de semejante autor, de fama mundial.<br />
<br />
     Relataba Laco Zepeda que, aquel grupo de jóvenes, incluido él, quedó verdaderamente fascinado con la composición musical y, a partir de entonces, todas las veces que se reunían, encendían el tocadiscos y, fascinados, tantas veces como fuera posible, escuchaban “Las Cuatro Estaciones” mientras se veían unos a otros, con la emoción a flor de piel, un nudo en la garganta y las lágrimas a punto de brotar de sus ojos.<br />
<br />
     En cierta ocasión, para dar una conferencia en el Instituto Tecnológico de la comunidad, hizo acto de presencia, el enorme escritor Juan de la Cabada, campechano, comunista, editor, preso político, combatiente en la Guerra Civil Española.<br />
<br />
     Los jóvenes amigos de Laco, así como los más destacados intelectuales de la región, los académicos y la clase política, estuvieron presentes en tal evento, para presenciar y ser testigos, de la charla que impartiría el escritor Juan de la Cabada, quien, desde su punto de vista, era el más ilustre personaje que, hasta ese entonces, hubiera visitado el Estado de Chiapas.<br />
<br />
     Al terminar la conferencia, aun con la emoción rebozando en sus corazones, los muchachos invitaron al célebre escritor, a su refugio cultural, ubicado a la orilla del pueblo y, para su sorpresa, Juan aceptó; de modo que, en tumulto, a pie y sin parar de hablar, llegaron al pequeño espacio, donde se estaban cocinando las grandes obras literarias del siglo XX y, ya instalados en el lugar, uno de los muchachos, con claras intenciones de impresionar, preguntó:<br />
<br />
-Juan, ¿quieres escuchar algo de música? ¿Qué te parecería Vivaldi?<br />
-Claro, -respondió Juan de la Cabada.<br />
<br />
     Una vez más, los 12 o 15 muchachos, aspirantes a escritores, dramaturgos y poetas, escucharon embelesados “Las Cuatro Estaciones”, de Vivaldi y, al terminar la pieza, uno de ellos, interpeló al escritor.<br />
<br />
-Juan, ¿Qué te ha parecido “Las Cuatro Estaciones”?<br />
<br />
A lo que, Juan de la Cabada, combatiente, veterano, corrido y prudente, contestó:<br />
<br />
-Hombre, muy bonito, pero ese disco se escucha a 33 revoluciones por minuto.<br />
<br />
<a href="mailto:eliosedmundo@hotmail.com">eliosedmundo@hotmail.com</a><br />
<br />
<br />
<br />
<br />

Las Cuatro Estaciones | Elios Edmundo Pérez Márquez

EL PANTALÓN, Capítulo 7 Eraclio Zepeda y Juan de la Cabada. Fotos de SEP/Novedades de Campeche. Elios Edmundo Pérez Márquez Domin...

red-acciones.mx

¿Con quién me siento? | Crónicas / Autor: Elios Edmundo Pérez Márquez

Las Cuatro Estaciones | Elios Edmundo Pérez Márquez

Popular

Semanario

Archivo