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*Presentó su más reciente novela
*“No sabemos cuántos libros lee cada mexicano”
*Invitó a los niños a ponerse a leer


JUAN PABLO GARCÍA VALLEJO

(La biblioteca del CCMB lleva tres años sin tener nombre, advierte el autor de este artículo, “laguna nominal que algún día va a tener que ser llenada”, y hace una invitación a “las autoridades de esta casa de los libros a que se pongan a pensar qué nombre le pondrán”, sugiere al final de su texto. NdeR.)

Texcoco, Méx., sábado 27 de septiembre de 2014.- En una breve y dispersa plática con niños de primaria y algunas mamás, el ingeniero, locutor radiofónico y escritor Jorge Alberto Gudiño, sin intermediarios presentadores,les hizo una abierta invitación para que se pongan a leer.

Esta exhortación cultural necesariapara los habitantes de la zona oriente, que tiene la mayor demanda educativa del estado de México, la hizo durante la presentación de su más reciente novela Instrucciones para mudar un pueblo, editado por Alfaguara.

Un día antes, pensé para mí mismo, pero si esto ya sucedió muchas veces hace 500 años, con la colonización de la Nueva España y sigue sucediendo ahora con los desplazamientos masivos involuntarios hechos por los narcotraficantes en el norte del país.

Pero me gano la curiosidad y asistí a esta presentación, aunque Gudiño cayó en muchos lugares comunes como que las presentaciones de libros son aburridas, el presumir innecesariamente que es ingeniero en sistemas pero que se volvió escritor por placer, decenas de anécdotas de sus hijos que ven caricaturas en el Canal 5 y el trillado mito de que en México no sabe cuántos libros lee cada mexicano…

“¿Por qué te dedicas a escribir? ¿Por qué te dedicas a leer?” Fueron las dos interrogantes con las que comenzó su plática este locutor de Radio Red, que al parecer le daba vergüenza dar el nombre exacto de esta empresa en la que lleva nueve años trabajando, pues decía que era una radio comercial, lo que es una patada directa al pesebre¿Qué la editorial transnacional Alfaguara no es una entidad comercial?

“Es imposible saber cuántos libros lee un mexicano”, seguía reflexionando el novelista. Pensé en los indicadores de la Cámara Nacional de la Industria Nacional del Libro (CANIEM), pensé también en el mito cultural colonizador y discriminador de que los mexicanos no leen. Es discriminador porque impone la falsa creencia de que sólo los que tienen muchos recursos económicos pueden comprarlos libros, es decir, que es el privilegio de unos poquitos. Algo que es completamente falso.

Entre bromas a Bob Esponja y a una cerdita indisciplinada pero feliz, se llevó la hora. Y luego puso las cosas más difíciles con un bestseller de temporada el Jilguero, que habla sobre una obra de arte robada después de un atentado terrorista en la ciudad de Nueva York, que tiene 1100 páginas. Seguro que ningún niño, ni mamá asistente leerá un mamotreto comercial, eso es un lugar común sin mucha inspiración porque los atentados terroristas aparecen a diario en la televisión. Por mi parte tampoco lo leería.

“La lectura es una aproximación a algo  que poco a poco se va haciendo parte de nuestra vida” afirmo amablemente. Luego ya explicó el origen de su reciente novela Instrucciones para mudar un pueblo. Pues según él su hermano le contó que la empresa minera donde trabajaba iba a desalojar a un pueblo porque bajo el subsuelo de esa matria había un yacimiento valioso de mineral.

Y se quedó con esa idea  y luego fue imaginando muchas posibilidades de mudanza y a las personas que se iban a mudar. “Leer no es divertido, no es fácil, pero es maravilloso, porque después de la lectura viene el momento de acercarse al otro, a compartir la experiencia.”, y concluyó la plática con una invitación a los niños asistentes para que se pongan a leer.

En la sesión de preguntas le hice tres solamente: Si sabemos cuántos libros lee un mexicano según la CANIEM, por el número de ejemplares publicados al año en relación con el número de habitantes del país. Contesto de bote pronto sin dejar tiempo a más argumentación.

La segunda fue un poco más difícil: ¿Por qué presume eso de que es ingeniero pero le gusta más ser escritor? Le di solo un ejemplo, el doctor Mariano Azuela escribió la famosa novela Los de abajo, entre más trabajos tenga el aspirante a escritor tiene más experiencias.

Y la tercera: Si estuvieras hace 150 años presentando tu novela, sería un público femenino, no estos niños de primaria. Porque hace siglo y medio, gracias  las amas de casa pudieron sobrevivir los periódicos, los periodistas, los escritores y los poetas. Eran las mujeres las que leían los periódicos semanales.

Una vez concluida la presentación, el maestro de los niños los formó en filas y los sacó de la Biblioteca del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB), que por cierto, lleva tres años sin tener nombre. Esta laguna nominal algún día va a tener que ser llenada, pero que conste que desde hoy ya invitamos a las autoridades de esta casa de los libros a que se pongan a pensar qué nombre le pondrán y en qué fecha será esto. Espero que no sea Nezahualcóyotl, Sor Juana, Adolfo López Mateos o Isidro Fabela, ya no por favor.

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