Martes 27 de agosto de 2024
Ciudad de México,
(25 de agosto, SinEmbargo).- La
próxima administración propone invertir fuertemente en la tecnificación del
riego para aumentar la productividad y liberar agua para las ciudades. Tiene
sentido: el 67 por ciento de las aguas concesionadas son utilizadas para el
riego, comúnmente a través de aguas rodadas. Pero antes de convertir esta
estrategia en prioridad presupuestaria, se advierte que si no hay profundos
cambios al interior de los Distritos de Riego, estas cuantiosas inversiones
sólo servirán para el despojo de ejidatarios y el enriquecimiento de grupos
caciquiles, asociados incluso con las fuerzas oscuras.
La raíz del problema está en la Ley de Aguas Nacionales
(LAN, 1992) la cual buscó “adelgazar el Estado” al poner la infraestructura hidroagrícola
federal y sus aguas en manos de los usuarios. Tal vez un fin digno, pero con
resultados desastrosos, porque la LAN desapareció los derechos de los núcleos
agrarios sobre sus aguas a favor de nuevas estructuras que facilitaron la
concentración del poder.
Desde 1993, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) promovió
que los módulos de los Distritos de Riego formaran asociaciones civiles (A.C.),
cada una compuesta de pequeños propietarios y decenas de ejidos, para servir
como los concesionarios de las aguas superficiales y subterráneas, exentas del
pago de impuestos. Desde entonces, las mesas directivas de las A.C. han
controlado la distribución del agua y sus padrones de usuarios, incluyendo el
registro de la compra-venta de derechos al agua. Gestionan y controlan la
maquinaria pesada del módulo y manejan las cuotas de autosuficiencia
recolectadas de los usuarios teóricamente para el mantenimiento de los canales
secundarios. Las mesas directivas de las A.C.’s fueron agrupadas en Sociedades
de Responsabilidad Limitada (S.R.L.) a las cuales la infraestructura
hidroagrícola de los Distritos de Riego fue concesionada.
A lo largo de tres décadas, con pocas excepciones, las mesas
directivas de estas A.C. y S.R.L. se han vuelto prácticamente vitalicias. Con
la colusión de los directivos de los Organismos de Cuenca y los Jefes de los
Distritos de Riego de la Conagua, despojan a los ejidatarios de sus derechos al
agua, y al negarles acceso al agua, generan “excedentes” que venden fuera del
Distrito al mejor postor. Sus padrones de usuarios incluyen inmobiliarias,
siderúrgicas, la CFE, entre otros.
La riqueza generada por este acceso a aguas nacionales ha
resultado en una expansión urbana sobre las mismas zonas de riego, como es el
caso de Mexicali, Torreón y Ciudad Obregón. En estas fronteras urbanas, los DR
se han convertido en agentes inmobiliarios, usurpando el valor agregado
generado por convertir tierras agrícolas en suelo urbano, con todo y derechos
al agua. Así es que el Jefe del Distrito de Riego 014 Mexicali diseñó el
arreglo para garantizar 20 millones m3/año de las aguas mexicanas del Río
Colorado para Constellation Brands.
A lo largo de tres décadas, los grupos caciquiles de los DR
han acumulado enorme fuerza económica y política. Los Distritos de Riego y sus
aliados en la Conagua determinan año con año la distribución del agua de las
presas. No solo se han opuesto a formar reservas durante años de abundancia
pluvial, sino han buscado “pedir prestado” a cuenta de futuros ciclos volúmenes
superiores a sus concesiones.
Su bloque de poder en la Cámara de Diputados es uno de los
principales factores que ha obstaculizado la aprobación de la Ley General de
Aguas mandatada por la Constitución.
Estos grupos de poder se oponen, a veces violentamente, a
cualquier intento de democratización. Cuando los usuarios se hayan organizado
para exigir elecciones democráticas y la rendición de cuentas, los grupos
caciquiles cuentan con el respaldo de notarios y gobernadores, quienes avalan
las elecciones apócrifas y hacen caso omiso de los actos ilícitos, incluyendo
actos de violencia, por parte de los que buscan quedarse en el poder; más bien,
envían órdenes de aprehensión a los integrantes de las planillas alternativas.
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Foto Redes.
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Los directivos de oficinas centrales de la Conagua reconocen
el problema, pero se declaran incompetentes, argumentando que las A.C.’s son
autónomas y sus asuntos internos son materia de derecho civil; tampoco
reemplazan a los Jefes de Distrito de Riego involucrados, aun cuando sus
actividades ilícitas hayan sido ampliamente documentadas
Para las fuerzas oscuras, las estructuras verticales y
opacas de los DR facilitan su compenetración en esta área de la economía: le
llegan al presidente de la mesa directiva, y le explican el monto y la
frecuencia con que tendrán que hacer sus aportaciones. Estas aportaciones no
son poca cosa, dado que se trata del control sobre las aguas que salen de las
presas y de decenas de miles de pozos; en su conjunto, los Distritos de Riego
controlan el 35 por ciento de las aguas nacionales concesionadas del país.
Gran parte de los intentos anteriores de liberar volúmenes
de agua a través de la tecnificación de los Distritos de Riego sólo han servido
para enriquecer a los grupos de poder, quienes embolsan los recursos y generan
los volúmenes esperados a costa de los ejidos.
Sólo con una voluntad política excepcional, dispuesta a
corregir estas injusticias históricas, se podrá lograr más agua a través de una
verdadera tecnificación del riego. Se tendría que reemplazar casi todo el
personal asociado con los Distritos de Riego de la Conagua. Se requeriría
replicar procesos como el de la Comisión de la Verdad en el DR 017, producto de
la lucha campesina en La Laguna, la cual está exigiendo la corrección de los
innumerables documentos apócrifos utilizados para despojar a los ejidatarios de
sus derechos. Se tendría que garantizar la realización de elecciones
democráticas en los módulos, constatadas por personal con autoridad moral,
libre de las dinámicas de colusión.
Si no se atienden estas dinámicas, los cuantiosos recursos
federales que se proponen dedicar a los Distritos de Riego sólo servirán para
profundizar las desigualdades y conflictos a su interior, y podrán terminar
fortaleciendo las fuerzas predatorias que están lucrando de su creciente
control sobre este vital bien nacional. ©
Ra