"Como lo prometimos, continuamos la serie basada en la biografía analítica de la vida y obra del Papa Francisco, de la autoría del colega francés, Jean-Benoît Poulle:..."
Miércoles 14 de mayo de 2025
Como lo prometimos, continuamos la serie basada en la biografía analítica de la vida y obra del Papa Francisco, de la autoría del colega francés, Jean-Benoît Poulle:
El sínodo de obispos sobre los desafíos pastorales de la familia al que convocó el papa Francisco en 2014, en su informe provisional apunta en el documento de trabajo que, recomienda flexibilizar la disciplina eclesiástica para los divorciados vueltos a casar y los hogares homosexuales, mismo que lo enfrenta a un bombardeo de la oposición conservadora, por lo que el informe final es mucho más prudente. ¡Qué más da! Francisco lanza automáticamente una segunda sesión del sínodo para 2015, una especie de segunda ronda en la que el episcopado mundial parece más dividido que nunca, y en la que las propuestas más innovadoras no consiguen obtener la mayoría canónica de dos tercios.
Sin embargo, las recomendaciones del sínodo de los obispos solo pueden aplicarse si el papa decide retomarlas en su exhortación apostólica postsinodal: esto se hizo de manera extremadamente prudente en Amoris Laetitia, «la alegría del amor», publicada en 2016, donde hay que esperar a la nota del capítulo VIII para que se abra de manera sibillina la posibilidad, dejada a discreción del confesor, de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar.
En una carta privada a los obispos chilenos, publicada posteriormente en las Actas Apostólicas de la Santa Sede, Jorge Mario Bergoglio confirma que esta interpretación liberal es la correcta. Ha sido necesario avanzar con extrema prudencia para no dar la impresión de cuestionar la indisolubilidad del matrimonio, que es una cuestión doctrinal, y no solo disciplinaria.
El mismo método se aplica unos años más tarde (2019) para
una periferia geográfica, esta vez, la Amazonía. El papa convoca de nuevo a un
sínodo especial para responder a los desafíos de la evangelización de esta
vasta zona transnacional, donde la atención a los grupos indígenas católicos
muy aislados por el clero es estructuralmente deficiente.
En esta situación tan específica de escasez, muchos sostienen que la solución
residiría en la ordenación sacerdotal de hombres casados y con experiencia, de
viri probati: la idea vuelve como un leitmotiv a lo largo del sínodo. Sin
embargo, se observa que, al alegar la escasez de sacerdotes, que afecta
igualmente al Viejo Continente, la cuestión va mucho más allá del marco
amazónico, que podría servir de laboratorio para extender la experiencia.
Finalmente, la exhortación apostólica postsinodal, “Querida Amazonia”, cierra
la puerta entreabierta: el papa se niega a levantar la disciplina del celibato
eclesiástico para los sacerdotes de rito latino (una solución intermedia
propuesta fue la creación de un «rito amazónico» católico específico),
explicando en una entrevista que no se sintió autorizado a hacerlo.
Esta vez se trata de un retroceso táctico con respecto al programa progresista.
Por último, el propio Francisco pudo verse superado por procesos que él mismo
había aprobado o incluso iniciado. Esto es lo que ocurrió con el sínodo (o, más
exactamente, con el «camino sinodal» alemán). Este fue decidido en 2021 por la
Conferencia Episcopal Alemana bajo la presión de la base de fieles (reunidos en
el Zdk, el comité central de laicos alemán), consternados por la magnitud de
los abusos sexuales revelados en su país, y autorizada, y tal vez incluso
alentada por el Vaticano en sus inicios.
Sin embargo, ha experimentado una forma evolutiva que le ha llevado a dejar
cada vez más espacio en los procesos de toma de decisiones a los laicos y a las
mujeres, en igualdad de condiciones con los obispos, al mismo tiempo que sus
reivindicaciones se radicalizaban: entre sus propuestas se encuentran no solo
la bendición, o incluso el matrimonio de parejas homosexuales en la Iglesia,
sino también la ordenación diaconal y presbiteral de mujeres, la selección y el
control de los obispos por parte de comités de laicos; en resumen, una especie
de «revolución cultural» que pretende poner fin a la perpetuación de los abusos
sexuales y espirituales "sistémicos" supuestamente permitidos por la
institución clerical.
Ahora bien, aunque el propio papa Francisco ha denunciado a menudo el “clericalismo”,
está claro que no puede dar su consentimiento a esta hoja de ruta, que va mucho
más allá de Alemania y afecta a la Iglesia universal. De ahí el temor a un
nuevo cisma. Bergoglio, en este asunto, nunca ha dado un puñetazo sobre la
mesa, y se ha salido con la suya con una pirueta a las preguntas de los
periodistas: “¡La Iglesia protestante en Alemania ya es formidable, no hay
necesidad de crear una segunda!”. CONTINUARÁ.
Periodista y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados en
Periodismo, CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación
Latinoamericana de Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio
honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX,
Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional, Académico de Número y
director de Comunicación de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG.
Agradeceré sus comentarios y críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos
escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le
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