“Se inició el Cónclave Vaticano, la moneda de tres caras está en el aire, el futuro Papa podría ser un progresista en concordancia con el antecesor Francisco -1936-2025-, un moderado o un conservador. En la primera votación cardenalicia…”
OPINIÓN
Jueves 8 de mayo de 2025
Se inició el Cónclave Vaticano, la moneda de tres caras está en el aire, el futuro Papa podría ser un progresista en concordancia con el antecesor Francisco -1936-2025-, un moderado o un conservador. En la primera votación cardenalicia salió humo negro. Los críticos de siempre ya aseguran que el Cónclave responde a una Iglesia dividida. Se les olvida que Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa tras seis votaciones de los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina. Mientras sale el humo blanco, sigamos con la biografía analítica del colega francés, Jean-Benoît Poulle, ahora en referencia a su doctrina de atención a las periferias:
Francisco, abandona las diócesis de las metrópolis de las grandes naciones católicas, donde la obtención de la púrpura era casi automática: hecho casi inédito, las prestigiosas sedes de París, Lyon, Milán, Venecia, Filadelfia o Toledo se encuentran sin cardenal al frente. Por el contrario, naciones con muy pocos católicos ven por primera vez a uno de sus ciudadanos acceder al Colegio Cardenalicio: Tonga, Lesoto, Birmania, Mongolia, Bangladesh, Malasia o Papúa Nueva Guinea, reflejo de una geografía de la Iglesia en la que los países del Sur ganan cada vez más terreno sobre un Occidente en declive.
De todos modos, Francisco crea cardenales teniendo en cuenta a la persona, y no el prestigio del cargo: el jesuita polaco Michael Czerny, simple sacerdote, pero subsecretario de la sección de migrantes y refugiados de la Santa Sede, un tema que tanto le importa al papa, es elevado al cardenalato, al igual que el nuncio en Siria, Monseñor, Mario Zenari, para llamar la atención sobre el conflicto civil que asola ese país.
Los viajes del papa también reflejan su
preocupación por las periferias de la Iglesia: ha viajado a Albania y
Bosnia-Herzegovina, a Estonia y Letonia, a Suecia, Grecia, Sri Lanka y
Bangladesh, países en los que los católicos son una minoría, o a naciones del
Sur global, que superan con creces al Norte.
Éxito innegable, por primera vez un papa pudo visitar Irak y pisar la Península
Arábiga inaugurando una iglesia en los Emiratos Árabes Unidos.
Si visitó
Francia en tres ocasiones, fue primero para ver las instituciones europeas en
Estrasburgo, luego para participar en los Encuentros sobre el Mediterráneo en
Marsella y, por último, para presidir un encuentro sobre la piedad popular en
Córcega (el protocolo simplificado en este último caso fue el mismo que para un
viaje a Italia). Todo el mundo recuerda su negativa rotunda a asistir a la
ceremonia de reapertura de Notre-Dame, que sorprendió a muchas cancillerías,
tanto en la forma como en el fondo. Sorprendentemente, Bergoglio no regresó a
Argentina, a pesar de haber sido ampliamente aclamado en sus otras visitas a
países latinoamericanos. Se han aducido razones políticas para ello, que han
quedado en evidencia desde la elección de Javier Milei como presidente, así
como la importancia que tiene, en el pensamiento jesuita, la separación radical
entre dos etapas de la vida, con la necesidad de no mirar atrás.
El descentramiento es programático en su persona.
Para Francisco, la atención a las periferias también designa
la solicitud pastoral para todos aquellos que se han alejado de la Iglesia.
Desde este punto de vista, es cierto que su enseñanza sobre cuestiones de moral
sexual y bioética presenta un claro cambio con respecto a las de Benedicto XVI
y, sobre todo, de Juan Pablo II, mucho más centradas en estos temas. De manera
muy significativa, el Instituto Juan Pablo II para la Familia ha sido
rebautizado: «para las ciencias de la familia», como para marcar una distancia
sociológica con un programa familiarista.
Sin declarar haber cambiado en absoluto la doctrina católica de condena del
aborto (Francisco incluso tendrá palabras bastante duras al respecto,
comparando en varias ocasiones el aborto con el recurso a un asesino a sueldo)
y de la homosexualidad, el papa adopta una actitud pastoral de acogida, escucha
y comprensión, que a veces pasa por frases impactantes: es el caso del
emblemático «¿Quién soy yo para juzgar?», pronunciado al comienzo de su
pontificado cuando se le preguntó sobre el caso de una «persona gay, que busca
sinceramente al Señor».
Al parecer remitirse él mismo al subjetivo sentido individual, Francisco
demuestra así la concepción particular que tiene del Magisterio del pontífice
romano, aunque tradicionalmente descrito como el oficio del «juez supremo y
doctor infalible» en la Iglesia: rechaza tomar decisiones doctrinales con la
autoridad de la cátedra petrina -o de San Pedro-, y prefiere iniciar procesos
que darán sus frutos en su momento. Según un adagio algo críptico que le gusta,
«el tiempo es superior al espacio», lo que parece querer decir que hay que
saber renunciar a la ilusión de un control uniforme en todos los terrenos, en
favor de la lenta maduración y el discernimiento, tan importantes en la
tradición jesuita.
Así, en muchos puntos de tensión entre progresistas y conservadores en la
Iglesia, el papa Bergoglio siempre pareció dar garantías a los primeros, sin
ofrecerles nunca plena satisfacción, dando así la impresión de que retrocedía
ante los segundos. Dejó que los partidarios del cambio se reivindicaran de él,
pero no se comprometió plenamente con ellos, dando a veces un empujón y otras
frenando. Así, en una reivindicación de larga data de los sectores avanzados de
la Iglesia, el acceso a la comunión para los divorciados vueltos a casar, su
forma de avanzar «como cangrejo», si se nos permite decirlo, es muy significativa:
en 2014, convoca a un sínodo de obispos sobre los desafíos pastorales de la
familia. CONTINUARÁ.
Periodista
y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo,
CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de
Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación
de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, Doctor Honoris Causa por la
Universidad Internacional, Académico de Número y Director de Comunicación de la
Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y
críticas en teodororenteriaa@gmail.com
Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le
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