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“Son múltiples las vertientes de análisis que se pueden desarrollar acerca del fútbol como fenómeno social, pero las que se refieren a las relaciones que se dan entre las personas (futbolistas, árbitros, entrenadores y seguidores de todas las edades y de ambos sexos) en la cancha, en las gradas y en los estadios, no son sino una muestra de la baja calidad alcanzada en ellas como sociedad y de la gran complejidad que guardan.”

Mundial de futbol 2014: Marcadores crueles (III y último)


VILLA-TV por Ciber V. V.

Publicado: lunes 14 de julio de 2014

Gráfico: Internet
Luego de que el PRI, el PVEM, el PANAL y el PAN, nos metieron todos los penales que pudieron en el presente de las telecomunicaciones, con una cínica y anticipada aprobación declarada por M. F. Beltrones, que les redituará como nunca en el futuro, regresamos a los marcadores crueles que riega el fútbol por el mundo, aunque quizá el peor fue para Brasil, después de que Alemania le partiera en siete -cabalístico- sus esperanzas y Holanda lo dejara en cuarto lugar. El marcador cruel que nos falta, ya subrayada la supremacía de la infraestructura mundialista ante las necesidades apremiantes de los brasileños, así como la avaricia de la FIFA frente a un Haití desesperado, completada con los grandes negocios de la extensa red de servicios que el fútbol aparentemente requiere para funcionar, es el que nos desnuda dejando al descubierto nuestra famélica humanidad; la discriminación es la muestra más clara de que nos falta mucho para llegar a ser humanos. En esta batalla de las canchas, el marcador porcentual ha sido: Tolerancia  O  Racismo y homofobia futboleras  IOO.

Son múltiples las vertientes de análisis que se pueden desarrollar acerca del fútbol como fenómeno social, pero las que se refieren a las relaciones que se dan entre las personas (futbolistas, árbitros, entrenadores y seguidores de todas las edades y de ambos sexos) en la cancha, en las gradas y en los estadios, no son sino una muestra de la baja calidad alcanzada en ellas como sociedad y de la gran complejidad que guardan. La cultura del odio y los fundamentalismos que se acendran al portar una camiseta contraria, dan cuenta de ignorancia, irresponsabilidad y falta de civilidad; si los empresarios del fútbol han aprovechado la lucha de contrarios y juegan con nuestros sentimientos  para ganar dinero a montones, los seguidores y sus grupos de apoyo han perdido la oportunidad de disfrutar los encuentros a pesar de que su equipo pierda. Sacan una furia, desprecio y frustración tan desmedidos, que no podemos sino abstraerlos del juego y situarlos en un contexto más amplio: como sociedades globales no tenemos ni estamos creando los suficientes ejemplos para tratar de conocernos, intentar entendernos y lograr respetarnos.

Las agresiones constantes hacia las mujeres, los homosexuales y lesbianas, y hacia las personas de rasgos físicos y culturales diferentes que han participado en casi cualquier deporte, pero sobre todo en lo que todavía algunos comentaristas retrogradas denominan “el juego del hombre”, registran el alto grado de intolerancia que prospera en el mundo. Sin embargo, y a pesar de que sea de manera aislada, otros y otras, se han puesto la camiseta de la tolerancia y el respeto mutuos, aún siendo minoría. Por ejemplo, en el Mundial de Fútbol Femenino de Alemania-2011, se logró que las semifinales estuvieran “…dedicadas a la lucha contra las discriminaciones, ya sea por prejuicios racistas, homófobos, sexistas u otras condicionantes o causas de ‘injusticia social’.”  Lo cual es un buen antecedente para que se entienda de una vez, que el fútbol se juega con los pies, no con los órganos sexuales, el color de la piel o la situación de vida de la gente, aunque por supuesto, los jugadoras(es) pertenecen a un contexto histórico determinado.

Como lo vimos por TV, la misma Federación Internacional de Fútbol Asociación, debido a presiones globales constantes, solicitó iniciar el partido de Brasil-Colombia de este Mundial 2014, con un breve discurso contra cualquiera de las manifestaciones de la discriminación, entre ellas el racismo como una de las más indeseables; lo pronunciaron en el sonido de todo el estadio y los capitanes de los respectivos equipos en la mitad de la cancha. La cuestión es que si ser físicamente como se es, amerita ser maltratado, habrá muchas(os) deportistas que desearon o desean dejar de ser como son. Pero en el terreno de las reivindicaciones, creemos que el caso sobresaliente es el de Didier Drogba, capitán del equipo de Costa de Marfil que ha tenido un importante papel en la pacificación de la guerra civil en los territorios de su país. Canal 11, en la sección temporal de documentales denominada “Colores del Fútbol”, transmitió de lunes a jueves trabajos que como éste nos informan y abren otras miradas hacia los jugadores del balompié.   

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