Domingo 2 de octubre de 2014
¿Qué pasa en la Cámara de diputados del
Estado de México, Monroe? ¿Cómo es posible que autoricen otorgar un predio a la
Diócesis de Ecatepec para la construcción de un dormitorio para los sacerdotes
de la misma? ¿Acaso no saben del principio histórico de la separación del
Estado y las Iglesias, consagrado en el artículo 130 de la Carta Magna, y donde
se establece que las autoridades no intervendrán en la vida interna de las
asociaciones religiosas?
Es correcto lo que dices, pero lo que domina en la legislatura mexiquense es la
ignorancia y falta de conocimiento de la mayoría de los diputados sobre nuestra
historia y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, además de
actuar por quién sabe qué intereses, y , como consecuencia, votan por consigna
más que por congruencia, principios y en conciencia.
Pocos son los que mantienen las cualidades de las que hablara en su momento Don
José Joaquín Fernández de Lizardi: mucho amor a la Patria, talento y firmeza de
carácter, y cuánto convendría que los más sean seculares.
Por eso el diputado Octavio Martínez Vargas, del PRD, lo denunció en tribuna y
pidió se retirará de la orden del día el punto 14 ya que, “violenta la
Constitución, la Ley Orgánica y el Reglamento Legislativo, pues no fue
analizada en comisiones”. “Llamo al respeto a todos compañeros, la iniciativa
apenas se presentó la semana pasada, y hoy ya se quiere aprobar, sin que haya
sido analizada en las comisiones correspondientes; esto viola el proceso
legislativo, violentando la Constitución, la Ley Orgánica, y el Reglamento
Legislativo…”.
Además, cuestionó a los diputados por querer aprobar una iniciativa de la que
no tienen conocimiento de sus antecedentes, pues se quiere donar un predio que
el edil Pablo Bedolla, lo adquirió hace un año a un particular con recursos
públicos, en 7 millones y medio de pesos.
“¿Dónde queda la separación de la iglesia con el estado, que acaso ya olvidaron
las leyes de reforma, ya olvidaron a Benito Juárez? compañeros, con el debido
respeto que me merecen los invitó a que se pongan a leer y se informen sobre
las iniciativas que se van a aprobar” resaltó.
Luego, el diputado perredista argumentó que la ciudadanía de Ecatepec está en
desacuerdo con dicha donación, y hasta el momento llevan 70 mil firmas que
demuestran la inconformidad, y aún no termina, pues se pretende reunir más de
100 mil. Exhortó a sus homólogos a hacer respetar la ley, y no violentar el
proceso legislativo, además, de que si quieren hacer donaciones a la iglesia
sea de su bolsillo.
¿Ni enterados de los antecedentes
históricos de las Leyes de Reforma?
Así es. Por ejemplo, Manuel Payno, escritor y político del siglo XIX, conocido
por ser autor de “El Fistol del Diablo” y “Los Bandidos de Río Frío”, en sus
apuntes históricos sobre “La Reforma Social en México y España”, expone que en
los títulos XII y XIII de la Recopilación de Indias, consagrado exclusivamente
a los clérigos, se contienen multitud de prevenciones dictadas históricamente
por los gobiernos mexicanos, entre ellas una que va a cuento por, entre otros,
uno más de los papelones en que han incurrido la mayoría de los ignorantes
diputados de la LVIII Legislatura del Estado de México: “Que los clérigos no
sean factores, ni traten ni contraten”; y “que los legos, por cuya mano
trataren y contrataren los clérigos y religiosos, sean castigados por las
justicias reales”.…que no se dé oídos a los frailes bulliciosos… que se
administren bien los bienes”.
Y aún hay más. En la ley que declaró nacionales los bienes de la Iglesia, y que
firmaran Benito Juárez, Melchor Ocampo y Miguel Lerdo de Tejada, entre sus
considerandos (hoy los conocemos como exposición de motivos) se establece “que
el clero puede mantenerse en México, como en otros países, sin que la ley civil
arregle sus cobros y convenios con los fieles”. Y si abundamos un poquito más
en el tema, el propio artículo primero de las Leyes de Reforma se establece
“adoptar, como regla general e invariable, la más perfecta independencia entre
los negocios del Estado y los puramente eclesiásticos”. Y en su artículo 6º “…
que la remuneración que dan los fieles a los sacerdotes, así por la
administración de los sacramentos como por todos los demás servicios eclesiásticos,
y cuyo producto anual, bien distribuido, basta para atender ampliamente al
sostenimiento del culto y de sus ministros, es objeto de convenios libres entre
unos y otros, sin que para nada intervenga en ellos la autoridad civil”.
Se entiende entonces la impotencia y enojo del diputado Martínez Vargas, quien
consideró que donar un predio de 2 mil 385 metros cuadrados a la Diócesis de
Ecatepec para la construcción de un dormitorio para ministros de culto y
oficinas diocesanas, además de que está ubicado en el primer cuadro del
municipio, cuando hay otras prioridades que atender. “Es un error donar un
predio a la Iglesia, existen otras prioridades, como la desaparición de
personas, seguridad, feminicidios, entre otras… hay mujeres víctimas de
violencia que no tienen donde dormir, o se duermen sin comer, sería mejor
donarlo para una construir una escuela rural…” demandó.
Por cierto que el posicionamiento del
diputado Octavio Martínez, fue secundado por su homólogo Norberto Morales
Poblete del PT, al señalar que “el Estado no puede estar sometido a ningún
culto”, y llamó cínicos a la mayoría que votó en favor de la donación, pues
“hacen del principio de separación del Estado y la Iglesia, letra muerta, y no
les mueve en lo mínimo las desigualdades sociales que se viven en Ecatepec, ni
la creciente inseguridad, los feminicidios y desapariciones forzadas”.
“A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César”. Concluiría diciendo
que el Gobernador Eruviel Avila Villegas, Doctor en Derecho, sí sabe bien de
estos principios, pero en aras de lograr sus propios fines y propósitos ha
sabido domesticar al poder Legislativo, cuya mayoría de integrantes al verse
envueltos en una crisis de representación y liderazgo, por parte del presidente
de su junta de coordinación política, Aarón Urbina Bedolla, navegan en un mar
de egoísmo y mediocridad.