"En esta parte de la serie de la biografía analítica del papa Francisco, el colega francés Jean-Benoît Poulle aborda el tema candente de los migrantes, continuemos:.."
Por Teodoro Rentería
Arróyave
Viernes 16 de mayo de 2025
DÉCIMA SEXTA PARTE (o XIV)
PUEBLA, PUEBLA. En esta parte de la serie de la biografía
analítica del papa Francisco, el colega francés Jean-Benoît Poulle aborda el
tema candente de los migrantes, continuemos:
“Hay otro tema en el que el papa Francisco no está en
sintonía con una parte importante de la opinión pública europea: la cuestión de
la migración. Sin embargo, en su voluntad de acogida, el papa Francisco se
sitúa plenamente en la continuidad de sus predecesores: el Consejo Pontificio
para la Pastoral de los Emigrantes se creó en 1988.
Pero lo que constituye la verdadera novedad es la
insistencia del papa en este tema: en sus repetidas estancias en campos de
refugiados, en Lampedusa o Lesbos, en sus numerosos llamados a la acogida
incondicional, o casi incondicional, de las poblaciones migrantes (ya sean
solicitantes de asilo o refugiados socioeconómicos) por parte de las sociedades
desarrolladas, encontramos esta misma concepción de descentramiento hacia las
periferias.
La condición de migrante se eleva entonces al rango de «lugar»
teológico, que vale como metáfora de la humanidad herida o de la Iglesia
peregrina en la tierra. Si el compromiso constante y reiterado del Vaticano en
esta cuestión ha sido aplaudido por las ONGs especializadas, el papa Francisco
sin duda ha subestimado hasta qué punto esta cuestión divide las opiniones de
los países occidentales.
Las divisiones sobre la cuestión migratoria se han reducido
con demasiada frecuencia a un efecto de alboroto procedente de una extrema
derecha residual, sin distinguir los movimientos de fondo que convergen, en
Europa, hacia la idea de una preocupación civilizatoria, se considere fundada o
no.
Paradójicamente, Francisco ha sido erigido en defensor de
los valores cristianos y de la tradición europea de hospitalidad frente a los
nuevos «populismos», representados sobre todo por los gobiernos húngaro y
polaco, sin duda emblemáticos de un «cristianismo identitario», cuando él mismo
ha estado fuertemente marcado por un «populismo» en el sentido original del
término, el peronismo: como ha repetido muchas veces, para él, el pueblo no es
una categoría sociológica, sino «mística».
Y Bergoglio ha reivindicado a menudo un vínculo orgánico
entre la base de los laicos y él, asimilando de alguna manera el «sentido común
popular» al sensus fidei, mientras que la designación de «élites» es a menudo
peyorativa en su boca. No obstante, es en torno a la cuestión migratoria donde
se ha cristalizado la incomprensión entre muchos católicos y la figura papal.
La condición de migrante se eleva entonces al rango de
«lugar» teológico, que vale como metáfora de la humanidad herida o de la
Iglesia peregrina en la tierra.
Las relaciones también son difíciles con los
tradicionalistas. Una vez más, el papa Francisco demuestra que es un hombre de
paradojas: con respecto a los lefebvrianos de la Fraternidad de San Pío X,
conocida por su oposición al Concilio Vaticano II y sin un estatuto canónico
regular, ha tenido varios gestos de benevolencia, reconociendo la licitud de
las confesiones y bodas celebradas en su seno, e incluso alabando su eficacia
pastoral.
Al mismo tiempo (2019), suprime la comisión pontificia
Ecclesia Dei, que reunía a los institutos tradicionalistas vinculados al seno
romano. Pero el verdadero quiebre se produce en julio de 2021, con el motu
proprio Traditionis Custodes, que vuelve a una concepción muy restrictiva de la
misa tradicional (la «misa en latín») que Benedicto XVI había liberalizado en
2007: los libros litúrgicos de 1969 se definen como «la única forma del rito
romano», y el uso del misal tradicional se concede ahora con mucha parsimonia
(y su extensión, francamente obstaculizada), dejándolo a discreción de los
propios obispos bajo la meticulosa supervisión de la Santa Sede.
En una época de desinterés generalizado por la práctica
religiosa, semejante fijación sorprende. Francisco parece temer sobre todo la
«rigidez doctrinal» procedente de clérigos retrógrados y psicológicamente
inmaduros, y por ello propensos al más obtuso clericalismo. También en este
caso no ha medido el riesgo de represalias que estas acusaciones suponen para
los fieles laicos tradicionalistas, cada vez más jóvenes, dinámicos y visibles.
CONTINUARÁ.
Periodista y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados
en Periodismo, CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación
Latinoamericana de Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio
honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX,
Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional, Académico de Número y
director de Comunicación de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG.
Agradeceré sus comentarios y críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos
escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le
invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y el portal: www.irradianoticias.com
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